Margaret Thatcher: un liderazgo para recordar
Alfredo Crespo Alcázar
Análisis nº 7370
“A aquellos que están tentados a girar
hacia la izquierda permítanme decirles
esto, en palabras atribuidas a Abraham
Lincoln: tú no puedes fortalecer al débil
debilitando al fuerte”1.
1. La Dama de Hierro como ejemplo
El 22 de noviembre se cumplieron
19 años del final de la era de Margaret Thatcher como Primera Ministra
británica. Pocas figuras tan relevantes, desde el punto de vista político
y económico, dio el siglo XX. Su
obra no sólo se limitó a su país, sino
que tuvo un destinatario global: el
mundo. Para ello, empleó un mensaje directo y sencillo, tal y como
nos describía Florentino Portero:
“con ella el pragmatismo dio paso al
compromiso con unos principios y unos
programas. Todo era previsible. Se sabía
lo que iba a hacer porque el gobierno
había firmado un acuerdo con la ciuda-
Grupo de Estudios Estratégicos GEES
7 de diciembre de 2009
danía para llevar a cabo una política
determinada”2.
Sin embargo, casi dos décadas después, no ha recibido la atención que
merece, y en ocasiones se la ha tratado de desacreditar, incluso desde
las filas de su propio partido (como
fue el caso de quien en su día fue
considerado su delfín, Michael Portillo). Es por tanto de justicia dedicar, aunque sólo sea unas líneas,
unos folios, a hablar y reflexionar
sobre esta dirigente de talla excepcional, más aún teniendo en cuenta
que el mundo globalizado del siglo
XXI afronta un buen número de
problemas conexos que exigen su
inmediata solución. El terrorismo
global, las armas de destrucción masiva, la inmigración ilegal y el tráfico de personas son sólo algunos. El
éxito frente a ellos exige determinación y confianza absoluta en aquel
corpus teórico que se defiende. El
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Análisis nº 7370