Tiempos de Browni
Por: Natalia Rodríguez Medina
Para: Lugo Duarte
“Se ama cuando se quiere amar, no cuando se cree amar.”
Hace ocho años vivo en esta esquina. Hace ocho años no me importaba lo que decía la gente, hace ocho años me vale culo todo. Muchacho no camine así, muchacho mire que allá regalan esperanzas, muchacho escuche el sonido de una moneda que vale cien abrazos, muchacho en la esquina, muchacho no se rinda. Muchacho.
- Disculpe joven... Puedo sentarme a su lado - Me dijo un viejo de cincuenta y algo de años notables en cada cana y arruga de su cara, más sin embargo su gentileza y forma de hablar le quitaban diez años de encima. No le dije nada, pero se sentó.
- Le doy dos mil pesos si me cuenta su historia.
Lo miré sin impresión alguna. - ¡Dos mil pesos! Eso no alcanza ni para comprar el título.
El hombre se paró consternado y medio furioso, la verdad no lo comprendí, pero vi en su rostro un gesto que me hizo saber que yo tenía razón. Eso me alegró.
Al otro lado hay un mendigo, en otra esquina, menos vieja que la mía, pero más triste y rota que todas.
Al tipo lo conocí. Su nombre no lo recuerdo, pero a su historia sí.
Pobre loco. La vida no es fácil pero la vida de tantas que tiene, ese pedazo de vida por el que camina le causó muchas tristezas. Ahí donde lo ve (porque el mugre y falta de leer un libro - no por que no quiera sino que ya no tiene - es lo que lo hace ver de edad) es un joven y lo peor de todo, feliz.
El dinero, su familia, el tiempo... Nada le faltó ni le falta, pero las mujeres lo vuelven mierda. Y mujeres, bueno... de todo es lo que hay y usted sabrá señor lector que las hay serias, con fobias, anti-pestañina, payasas, lectoras, balarinas, deportistas, locas, bipolares y cuente y cuente...
Pero hay unas en especial, porque para cada hombre hay cien mujeres pero no diferentes. Se viene marcado con un tipo de mujer en especial, en ese que uno sin buscar encuentra y a final de cuentas son la misma sólo que las manchas de colores van en diferente lugar.
Al pobre le tocaron las rarezas y no cualquiera... Porque las de júpiter no son iguales que las de marte, ni las de mercurio iguales a las de la luna, no señor!
Pero sin embargo es y fue y será feliz, porque viviendo en una esquina, con un pedazo de cartón... Tiene su vida cuadrada y sabe que las de Júpiter son más jodidas que las de Plutón, porque esas no les gusta el chocolate pero a las de Marte sí, más sin embargo odian la luna cosa que las de allí no envidian porque la vista a la Tierra es más hermosa y las de la tierra son peor de mierda que todas las del universo y es por eso que los lunes no quiere pensar en viejas, no quiere saber de nada y sólo mira por las calles y piensa en lo que le falta, piensa en lo que no ha vivido, piensa en lo que falla, piensa en por qué dando tanto recibe tan poco, en por qué gasta su tiempo en ellas si son una mierda, en por qué se van y no se quedan con él, no le calientan los huesitos a la media noche y le dan besos en el cuello para dormirlo y le hacen cosquillas para hacerlo reír, por qué no un día en vez de ser él, sea ella quien se desviva, sea quien de la vida, sea quien le regale chocolate a las seis pero a las cinco ya esté ahí....
Y hombre, qué se puede decir, hablar de la vida es perder el tiempo, porque en la vida es lo mismo la injusticia a la felicidad y con eso nadie pelea.
Igual hablar de errores (qué perdida de tiempo), pues sus errores sólo los sabe él y plasmarlos es jugar con la verdad y creer que lo que para mí es bueno, para él está mal.
Y por eso, vive en esa esquina... Ya se cansó de buscar y no encontrar, ahora vive para él sin dejar de lado las demás, sólo que ahora sabe que Ella lo busca, que Ella lo va a encontrar, porque sabe que las esquinas son su lugar favorito y prefiere los besos bajo la luna para que las de la luna les de envidia y griten en el universo que el único hombre de la tierra encontró finalmente el amor.