desarrollo económico orientado por la alta tecnología; no obstante, todos los factores –
tecnología, economía y vida social- descansan sobre el factor educativo, su eficiencia,
amplitud y metas. ¿Cómo lograr pues que desarrollo y cultura convivan en armonía sin
atomizar a la segunda en “beneficio” del primero? Esa es precisamente la incógnita que
historiadores, pedagogos y economistas no atinan a despejar con claridad, incógnita
misma que a los neoliberales no les interesa despejar pues hoy por hoy no lo
consideran como una prioridad pues el ser humano no es considerado dentro de tal
economía sino como una simple maquina manufacturera, lo cual no necesariamente
armoniza con el nuevo concierto económico que protagonizan las naciones hoy en día,
la famosa tercera ola pronosticada por Toffler, la Revolución Tecnológica, por
muchos otros llamada también la Revolución de la Información.
BIBLIOGRAFÍA
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