FINALIDAD Y SUPRAFINALIDAD .
Fundamentos de la Sabiduría Hiperbórea
Hemos mencionado tres aspectos del Demiurgo : Poder , Sabiduría y Belleza . Vamos a interpretar ahora más profundamente el hecho de la plasmación arquetípica . En principio el Demiurgo " piensa " los Arquetipos universales con el aspecto Sabiduría y los piensa , entonces , con vista a la integridad de un Plan evolutivo : los Arquetipos nacen así con una finalidad preestablecida , aparte de sus propias finalidades entelequiales particulares , que los comprende a todos en la estructura del Plan . Tal SUPRAFINALIDAD es la del Universo mismo , es decir , es el único motivo de la creación . Pero , en el plano material , esfera de acción de los Arquetipos , los fenómenos tienen carácter entrópico , es decir , concluyen inevitablemente en el sentido del Tiempo : al final de un " Gran Tiempo " todo habrá vuelto a la nada inicial , se habrá disuelto el " orden material " y el final será igual al principio . Este FINAL entrópico del Universo material NO PUEDE SER LA SUPRAFINALIDAD que motivo su creación . Por eso muchos han intuido con acierto que " el Demiurgo creó el Universo para Su contemplación ", que la manifestación de las formas arquetípicas al ritmo de la fluencia del tiempo trascendente constituye un espectáculo grandioso con el cual ÉL se regala . Sin embargo , aunque acertado en parte , este concepto peca de ingenuidad aristotélica pues supone al Demiurgo " motor inmóvil ", es decir , que " mueve sin moverse ", y que , desde su inmovilidad o eterna quietud , obtiene placer de la contemplación de Su Obra : eso es como atribuir al Demiurgo la práctica de un vicio solitario , una especie de onanismo cósmico . Si aceptamos el principio hermético de que en el hombre se reflejan los aspectos del Demiurgo podremos entender a éste observando las pautas de comportamiento análogas de aquél . Como se trata de entender la motivación " creadora " del Demiurgo habrá que observar al tipo de hombre " creativo ". Y en ese examen comprobamos que no existe una motivación semejante a la contemplación extática que se supone ha asumido un aspecto del Demiurgo . En realidad , nadie , y mucho menos el Demiurgo , se detiene demasiado en la contemplación de su propia obra : el pintor , al pintar nuevos cuadros , olvida los antiguos , el poeta regala sus poemas , el escritor vende sus libros ( y a veces su alma ), etc .; queremos mostrar con estos ejemplos cuan fuera de lo natural , cuan insólito , sería que el pintor permaneciese siempre contemplando un único cuadro pintado por él , o que el escritor leyese siempre y solamente su propio libro .
En verdad , si resulta inconcebible semejante actitud en un hombre creativo , piénsese cuanto más ha de serlo proyectada a un creador cósmico como el Demiurgo .
Lo que ocurre es que NADIE , NI AÚN EL DEMIURGO , SOPORTA MUCHO TIEMPO LA CONTEMPLACIÓN DE SU PROPIA OBRA . Toda creación proporciona sólo placer inicial y no es objeción suponer que una " creación continua " ha de proporcionar placer perpetuo : el inventor , aun cuando sabe que continúa perfeccionándose , pronto se desentiende de su invento y ocupa la atención en otras cosas que le brindan NUEVAS satisfacciones ; el conocimiento anticipado de la finalidad es lo que , a la larga , quita atractivo a un proyecto extremadamente prolongado : el placer no aumenta sino que , por el contrario , disminuye a medida que el proyecto se concreta . EL MÁXIMO PLACER SE OBTIENE EN EL MOMENTO DE LA CONCEPCIÓN DEL PROYECTO ; LOS DISTINTOS PASOS DE LA OBRA Y SU CONCRECIÓN SÓLO CONFIRMAN AQUEL PLACER INICIAL PERO NO PUEDEN AUMENTARLO . Y el Demiurgo , tal " máximo placer ", ya lo experimentó cuando concibió el Plan evolutivo y pensó los Arquetipos universales , desde sus aspectos Sabiduría y Belleza .
Cuando , posteriormente , el Demiurgo emana las mónadas que dan realidad a los Arquetipos e impulsa a éstas a desplegarse en la materia , con el aliento que procede del aspecto Poder-Voluntad , la suprafinalidad que motiva tal acción ha de ser otra que
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