cuantitativo que reducirían el interés por todo tipo de material biográfico en
general.
En la actualidad, y desde hace ya varios años, se ha producido una
progresiva recuperación del método biográfico en la Antropología, la Sociología, la
Psicología Social y la Pedagogía, en el que el ser humano recobra el
protagonismo, frente a las excesivas abstracciones y a la deshumanización del
cientifismo positivista (Pujadas, 1992). Santamaría y Marinas (1995) señalan que
este fenómeno conforma una característica o síntoma de época al que podemos
llamar el síntoma biográfico:
«la historia de vida y las biografías parecen tener en este momento, una importancia nueva.
Precisamente porque hay una revisión en profundidad de nuestros saberes - no sólo
sociológicos - ante el conjunto de fenómenos de ruptura de códigos culturales e ideológicos,
de los sistemas de referencia convencionales (...) hay un interés en los procesos de la
memoria individual, grupal y colectiva, en un momento en que precisamente la sociedad de
los medios de masificación, pretende homogeneizar todas las formas de saber y de
comunicación social» (p. 260).
En el ámbito que nos compete, cabe señalar que la investigación narrativa ha
sido y está siendo utilizada ampliamente en los estudios sobre experiencias
educativas.2
«la razón principal para el uso de la narrativa en la investigación educativa es que los seres
humanos somos organismos contadores de historias, organismos que, individual y
socialmente, vivimos vidas relatadas. El estudio de la narrativa, por lo tanto, es el estudio de
la forma en que los seres humanos experimentamos el mundo (...) la educación es la
construcción y la re-construcción de historias personales y sociales; tanto los profesores
como los alumnos son contadores de historias y también personajes en las historias de los
demás y en las suyas propias» (Connelly y Clandinin, 1995: 11-12).
2
Connelly y Clandinin (1995) denominan "historia" o "relato" al fenómeno que se investiga y "narrativa"
al método de investigación.