El Paradigma Cualitativo en la Investigación Socio-Educativa
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Investigamos para conocer y conocer es siempre
aprehender un dato en una cierta función, bajo una cierta
relación, en tanto significa algo dentro de una determinada
estructura. A su vez, la forma de conocer o sea el método para
alcanzar ese conocimiento no sólo siempre está ligado a un
paradigma, que le fija los rieles por los cuales ha de transitar,
sino también a una función ideológica que le determina las
metas y a la cual sirve.
Si además tomamos en consideración la condición de
complejidad que caracteriza a la realidad que deseamos
conocer, recordemos siguiendo a Morín (1998) que, la
complejidad surge como una necesidad de captar la
multidimensionalidad, las interacciones y las solidaridades,
entre innumerables procesos. Como modo de pensar, el
pensamiento complejo se crea y se recrea en el caminar. El
pensamiento complejo, confrontado a la simplificación es un
pensamiento que postula la dialógica y la recursividad como
sus principios más pertinentes y donde se reconoce la
incertidumbre, como uno de los legados de la ciencia
contemporánea. De este modo, se concibe como fundamental
el principio de incompletitud, de incertidumbre, cuestionando
la seguridad de todo conocimiento.
El saber se presenta, fundamentalmente, como
dialéctico y la dialéctica es la capacidad de investigar lo
contrario. De este modo, la dialéctica, más que tratar
de buscar el punto débil de lo dicho por el otro y
aplastar esa opinión contraria con argumentos, trata de
sopesar su verdadero valor y fuerza, y, para ello, se sirve
del arte de preguntar, de entablar un verdadero
diálogo, lo cual implica una gran apertura y poner en
suspenso el asunto con todas sus posibilidades. Esta
orientación pone de manifiesto cómo nuestro método