Fundamentos de la Inv. Cualitativa | Page 306

LECTURAS COMPLEMENTARIAS de intersubjetividades entre actores que ocupan jerarquías de poder diferenciadas: padres, hijos, hombres, mujeres, niños, ancianos, amantes, cónyuges, patronos, trabajadores, vecinos, etc., vinculados en un tejido micro a nivel de vecindario, barrio y ciudad, a través de familias, redes de apoyo y/o compadrazgo, amistades de vecindario y laborales. Por supuesto, las difíciles condiciones de vida de esta población, expresadas en altos niveles de pobreza y precariedad de los empleos e ingresos, configuran el contexto socioeconómico donde juegan esas intersubjetividades. Pero no debe perderse de vista esta dimensión fenomenológica, ya que permite entender la lógica de los actores en interacción con sus condiciones de vida en extrema pobreza. Porque al fin de cuentas cómo sobrevive la gente si no es en el marco de un imaginario o conjunto de representaciones colectivas que les ayuda a codificar o descodificar, significar o resignificar su mundo de pobreza, en términos de sujetos actores de familias y vecindarios. El síndrome de los nervios entonces constituye una de las manifestaciones por excelencia del sufrimiento, en particular de algunos actores más débiles en las relaciones de poder a nivel micro como son los niños y una parte de las mujeres. En el caso de las mujeres la fuerte asociación entre la vivencia de sufrimiento y las enfermedades nerviosas, según comenta Duarte (1986: Pp. 77, 99) tendría que ver con un tipo de representación colectiva o de imaginario popular, en el que "la mujer nerviosa no es sólo el resultado de la constitución de las fibras de su sistema nervioso, como de la sensibilidad mayor propia de su género –derivada en parte de su cualidad de portador de su órgano altamente simpático como es el útero–, pero además de su continua exposición a toda suerte de abusos antinaturales, que acaban por entristecerla y debilitarla...". En el caso de los niños hay una importante asociación para la población de sectores populares urbanos entre ciertas enfermedades socioculturales, por ejemplo "mal de ojo", y desórdenes nerviosos. Sin embargo, lo que se manifiesta con estas representaciones puede tener que ver con un mecanismo sutil de compensación y comunicación solidaria entre las mujeres y de ellas con sus hijos respecto a su situación desventajosa en el nivel micro de las familias, y a veces en el vecindario y en el espacio laboral. Las alternativas de comunicar el sufrimiento entre las mismas mujeres, al igual que compartir el de sus hijos, y en este sentido diferenciarse de los hombres, los que por "principio" al ser "varones" 306