LECTURAS COMPLEMENTARIAS
de intersubjetividades entre actores que ocupan jerarquías de poder diferenciadas:
padres, hijos, hombres, mujeres, niños, ancianos, amantes, cónyuges, patronos,
trabajadores, vecinos, etc., vinculados en un tejido micro a nivel de vecindario, barrio y
ciudad, a través de familias, redes de apoyo y/o compadrazgo, amistades de vecindario
y laborales.
Por supuesto, las difíciles condiciones de vida de esta población, expresadas en altos
niveles de pobreza y precariedad de los empleos e ingresos, configuran el contexto
socioeconómico donde juegan esas intersubjetividades. Pero no debe perderse de
vista esta dimensión fenomenológica, ya que permite entender la lógica de los actores
en interacción con sus condiciones de vida en extrema pobreza. Porque al fin de
cuentas cómo sobrevive la gente si no es en el marco de un imaginario o conjunto de
representaciones colectivas que les ayuda a codificar o descodificar, significar o
resignificar su mundo de pobreza, en términos de sujetos actores de familias y
vecindarios.
El síndrome de los nervios entonces constituye una de las manifestaciones por
excelencia del sufrimiento, en particular de algunos actores más débiles en las
relaciones de poder a nivel micro como son los niños y una parte de las mujeres. En el
caso de las mujeres la fuerte asociación entre la vivencia de sufrimiento y las
enfermedades nerviosas, según comenta Duarte (1986: Pp. 77, 99) tendría que ver con
un tipo de representación colectiva o de imaginario popular, en el que "la mujer nerviosa
no es sólo el resultado de la constitución de las fibras de su sistema nervioso, como
de la sensibilidad mayor propia de su género –derivada en parte de su cualidad de
portador de su órgano altamente simpático como es el útero–, pero además de su
continua exposición a toda suerte de abusos antinaturales, que acaban por entristecerla
y debilitarla...". En el caso de los niños hay una importante asociación para la población
de sectores populares urbanos entre ciertas enfermedades socioculturales, por ejemplo
"mal de ojo", y desórdenes nerviosos.
Sin embargo, lo que se manifiesta con estas representaciones puede tener que ver
con un mecanismo sutil de compensación y comunicación solidaria entre las mujeres
y de ellas con sus hijos respecto a su situación desventajosa en el nivel micro de las
familias, y a veces en el vecindario y en el espacio laboral. Las alternativas de comunicar
el sufrimiento entre las mismas mujeres, al igual que compartir el de sus hijos, y en
este sentido diferenciarse de los hombres, los que por "principio" al ser "varones"
306