LECTURAS COMPLEMENTARIAS
produce una persona que tiene mucha energía en la vista, puede ser por
maldad, por odio o por amor. Una caricia intensa a un niño lo puede
trastornar. La energía de los adultos es muy fuerte y el niño es muy
susceptible. Esa energía no se desprende del niño, permanece y hace
daño, alterando el sistema nervioso produce una especie de enfermedad
de los nervios. Con un soplo se puede sacar esa energía pero la
concentración mental es indispensable".
Eleázar Bravo
El "mal de ojo" patología reconocida en sus distintas variantes15 por toda la población
en la Comuna 14, procedentes de diferentes tradiciones médicas populares, indígena,
negra-mulata, mestiza-campesina, gnóstica, espiritista, etc., a la vez que atravesada
por diversas congregaciones y sectas religiosas evangélicas y pentecostales, configura
con otras enfermedades socioculturales ‘especialmente el susto, la envidia y el maleficio
por brujería– uno de los espectros de entidades etiológicas asociado a desórdenes
nerviosos, o que conjuntamente con las enfermedades de los nervios presentan una
mayor prevalencia epidemiológica. Es claro que este tipo de prevalencia sólo puede
captarse a partir de un acercamiento a la morbilidad sentida de la población y de sus
propias categorías y sistemas clasificatorios.
Sin que pueda decirse que las enfermedades socioculturales en todas las situaciones
formen parte del síndrome de las enfermedades nerviosas, en la medida que constituyen
de por sí conjuntos sindromáticos, por ejemplo los del "mal de ojo", susto y maleficio,
sí tienden a presentarse asociaciones desde una lectura de lo "popular" entre estas
patologías, ya que al igual de las enfermedades nerviosas son asumidas como
manifestaciones codificadas a nivel corporal de vivencias no deseadas en los espacios
cotidianos, intrafamiliares, de vecindad, laborales, de redes de apoyo, de amantes,16
15
Hemos detectado más de cinco variantes a partir de la clasificación que hacen los curanderos y las mismas familias de
la Comuna 14 de signos y síntomas diferentes.
16
Algunos trabajos como el de Hernández (1989), sobre la medicina popular en comunidades urbanas marginales de Bogotá
(barios nor-orientales), presenta una interesante descripción de una serie de enfermedades que cae dentro de la clasificación sociocultural aquí empleada. Especialmente las patologías que hacen relación con el estado general del niño como
“velado del difunto” o “tocado de difunto”, al igual que un tipo de “mal de ojo” que produce “granos” y “costras” con
secreciones en todo el cuero cabelludo del niño. También encuentra el “descuaje”, similar al del “cuajo” en la terminología
de Aguablanca.
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