PRÓLOGO
Cuando se quiere abordar la temática (problemática) de los agroquímicos
(agrotóxicos) es necesario indagar en los muchos y variados aspectos que componen
una realidad compleja. Se combinan grandes intereses económicos junto con las más
sencillas costumbres, compañeras inherentes de la simpleza y la humildad; las
conductas de personas que viven bajo el ritmo frenético de las urbes, y los guarecidos
bajo la aparente tranquilidad de las zonas rurales. Un escenario heterogéneo, de matices
dispares, con el constante choque de necesidades y las carencias de ciertos valores fruto
de imposiciones respaldadas por facilismos o adquiridas por el hecho de fomentar la
velocidad, el dinamismo que tanto perseguimos sin saber bien por qué estaremos tan
apurados para todo.
La realidad nunca tiene un solo, exclusivo e indiscutible punto de vista; sin embargo
el espíritu de este escrito es respaldar con hechos concretos y citando estudios tan
serios como independientes, el legado de una forma de vida que vincula desde la
producción de los alimentos hasta los hábitos de los consumidores, que, por supuesto;
somos todos. Aclaro que no soy un experto, aunque si un conocedor en la materia. Son
cosas distintas: no me dedico ni soy un profesional sobre los temas medulares que
trataré en este escrito, pero si estoy en contacto con todos ellos y comparto mi punto de
vista avalándome en las diversas fuentes que cito, como en mi propia experiencia de
vida. Tampoco es este un trabajo de investigación, ya lo verán; aunque debo aclarar que
he leído bastante, sintiendo el hecho de estar informado como una responsabilidad que
respalde lo expuesto. En los últimos seis años he vivido al menos dos meses en ocho
países latinoamericanos. Esta particularidad no me otorga ninguna credencial ni me
convirtió en un erudito, pero me permitió reconocer algunos patrones en nuestro
comportamiento, algunas tendencias en cuanto a la alimentación y la industria que hay
detrás de ella. Salta a la vista, aunque a veces se nos pasa por alto.
Podría resumir esta forma de ver el panorama actual con un puñado de frases
simples, las cuales se encadenan unas a otras mediante reflexiones prácticamente
inmediatas. Nuestros tiempos están marcados por el reemplazo de alimentos naturales y
caseros por productos manufacturados donde abundan los componentes químicos. La
razón de ser son el capitalismo y la globalización en sus máximas expresiones, lo que
acarreó la ponderación en la rapidez y simplificación de las tareas habituales, entre ellas
la alimentación. La tecnificación en la ingeniería de procesos generó que cada vez más
se recurra a substitutos artificiales en post de la eficiencia. ¿Eficiente en cuanto a qué?
Pues en cuanto a la rentabilidad, a las ganancias de quien produce, sobre todo a gran
escala: empresas multinacionales, pooles de siembra, históricos terratenientes, entre
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