FRAY PERICO Y SU BORRICO FrayPericoYSuBorrico | Page 47
Juan Muñoz Martín
Fray Perico y su borrico
20
· · · · · · · · · · · · · · · · · · ·
Los deberes
Durante todo el invierno estuvieron yendo a la escuela, y fray Perico se divertía
mucho los días de nieve: como estaba el camino helado y era cuesta abajo, fray
Perico se hizo un trineo con la artesa de amasar el pan, y bajaban los dos
montados en el vehículo a una velocidad fantástica, desde la puerta del
convento hasta la misma escuela.
Una vez, los chicos de la escuela, que eran de la piel del diablo, llenaron la
alforja de Calcetín con nieve. El borrico, al entrar en la escuela, se acercó a la
estufa; el calorcillo derritió la nieve y, ¡qué charco se formó!
-¿Qué ha pasado ahí? -gritó el maestro muy enfadado.
-El borrico, que se ha hecho pis -dijeron los muchachos.
El maestro ordenó a fray Perico echar serrín, regañó severamente al borrico
para que fuera más cuidadoso y lo dejó sin comer. Entonces fray Perico echó en
cara a sus condiscípulos su poco compañerismo al descubrir al maestro la falta
que había cometido el asno. Pero al burro le importó poco el castigo, pues en un
descuido se comió el bocadillo de pan y chorizo que traía el maestro para
desayunar.
Y todos celebraron mucho la ocurrencia del asno. Hasta el maestro, que se
reía con disimulo escondiendo la cabeza tras el libro de matemáticas.
Había llegado la primavera, y el burro había aprendido a leer y a escribir, a
sumar y a restar. Fray Perico no había aprendido ni jota. Fray Olegario le
preguntaba todos los días:
-Fray Perico, ¿qué has aprendido hoy en la escuela?
-A jugar a las bolas.
-¿Y cómo es eso?
Fray Perico sacaba unas bolas y enseñaba a jugar a los frailes. Una tarde, fray
Perico sacó un utensilio de las alforjas.
Los frailes le rodearon.
-¿Qué es eso?
-Un peón.
-¿Y cómo funciona?
Fray Perico bailó el peón, y los frailes quedaron maravillados. Los religiosos
aprendieron pronto, y todas las tardes, en la biblioteca, se jugaban el postre, o la
capucha, o las sandalias. Mientras, fray Perico y el asno hacían sus tareas. Pero,
¡qué tareas! Fray Perico arrancaba unas hojas del libro y hacía unos barcos y
unos molinillos de papel que dejaban a los frailes con la boca abierta. Éstos,
cuando no los veía el prior, se colocaban con un alfiler, un molinillo en la punta
de la capucha, y con el aire había que verlos girar. Sobre todo cuando los frailes
corrían por el pasillo o se deslizaban por las tablas enceradas. En las celdas,
- 47 -