FRAY PERICO Y SU BORRICO FrayPericoYSuBorrico | Page 33

Juan Muñoz Martín Fray Perico y su borrico Después de rezar, levantaron la cabeza. ¡Pero que si quieres! San Francisco seguía más serio que un ocho. Los frailes se miraban apenados. De pronto, San Francisco comenzó a reír y a mirar con los ojos alegres, como aquel día en que se durmió fray Perico rezando. Glu, glu, glu, se oyó en el silencio. Volvieron la cabeza los frailes y, ¿qué diréis que vieron? Pues al borrico, que estaba metiendo los hocicos en la pila del agua bendita, y a fray Perico, que le daba en las orejas con una vela. -¡Quita, Calcetín! Eso es un pecado muy gordo. Al ver reír a San Francisco, los frailes saltaron de gozo y presentaron el borrico al santo y besaron al burro en las orejas. Aquel día fue un día muy feliz para San Francisco y los frailes, para fray Perico y su borrico. - 33 -