Los que no han tenido nada de suerte son los
integrantes del Team-Hansen... Los cuatro...
Timmy Hansen fue el que peor parte se llevó,
pues tras dos buenísimas mangas de clasificación, sufrió un conato de incendio en su 208,
y aunque salió a la cuarta manga con el coche
hecho un remiendo, el Peugeot no daba el peso
mínimo, quedando excluido y fuera de las semifinales. Tampoco su hermano Kevin conseguía clasificarse tras mantener un ritmo muy
válido para estar entre los doce primeros. Por
su parte, Loeb y Jeanney, exentos de problemas,
si que pudieron entrar en las semifinales, encuadrados ambos en la misma. Sin embargo,
fueron superados por los Audi de Larsson, Ekström y Heikkinen y no pasaron a la final.
Nuevamente una de cal y otra de arena para los
integrantes del equipo de Andreas Eriksson. El
hijo del patrón, Kevin, sigue dejando claro que
los RX Lites son unos coches perfectos para dar
el salto a los Supercars, siendo muy regular en
las clasificativas y metiéndose en las semifinales sin problemas. Ya en estas quedó eliminado
tras la criba de la que hablábamos antes, donde
los toques arruinaron a más de uno. Mientras
tanto, Niclas Grönholm, y a pesar de haber mejorado algo con respecto a la cita anterior, se
le ve aún falto de ritmo y con dificultades para
entrar en las semifinales. Coche tiene y asesores que le aconsejen bien no le faltan, así que
suponemos que los resultados no se harán de
rogar mucho tiempo.
A los que sí les queda aún mucho por recorrer
es a los chicos de Münnich Motorsport. El Ibiza
aún no está a la altura y si no es por el arrojo y las buenas manos de Reinis Nitiss los dos
coches estarían rondando los últimos puestos.
Eso sí, a poco que no haya fallos seguro que vemos al letón luchando en las semifinales, todo
hay que decirlo. Esperemos que sea dentro de
poco.
Por último, un inscrito habitual entre los participantes del Campeonato de Europa: Jean-Baptiste Dubourg. Con un Citroën DS3 del equipo
DA Racing salió a probarse contra una competencia de altísimo nivel después de no haber
podido asistir a Montalegre. Es un piloto privado y contra los grandes equipos poco se puede
hacer, pero el francés fue de menos a más, mejorando sus tiempos y haciéndose al coche, que
es lo que realmente cuenta.
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