Keith Worthy, dueño de Aesthetic Audio, uno de estos sellos que mantiene la exclusividad del formato, explica en una entrevista reciente: "No tengo nada personal contra quienes optan por la distribución digital, pero en este momento el vinilo es mi elección como arma principal. Una razón es porque hay mucha buena gente que es dueña o que trabaja en tiendas de discos, y aprecio y respeto este aspecto del arte”, y agrega, siguiendo la línea de las declaraciones de Carl Craig “el problema es que una persona paga los dólares que vale un CD o la descarga, y en seguida lo comparte con 20 amigos suyos, por lo que debería haber más controles. Claro que quiero que mi música esté disponible para todo aquel que lo desee, pero los costos que tienen los artistas, ¿para qué son? ¿Para qué sólo haya un trueque excesivo de archivos? Por este motivo, Aesthetic Audio sólo prensa discos de vinilo.” Otro que se suma a la lucha por el acetato es el sello norteamericano Underground Quality; su dueño, Edward D McKeithen, se muestra resignado ante esta situación. Según él, lanzar al mercado discos sólo en este formato hace que los
fans que quieran versiones digitales de una canción que no esté disponible legalmente por este medio, la bajen de contrabando de internet, o le pidan a algún amigo que las ripee para ellos.
Esto plantea un dilema: ¿encarar el asunto lisa y llanamente como un negocio, o tratar de que la música llegue a toda la gente posible? Sin caer en debates políticos, algunos sostienen que al limitar la producción a un solo formato, se le niega a mucha gente la posibilidad de llegar al artista, al menos de forma legal.
En lo personal, creo que en este país, donde las bandejas no son tan comunes (y la mayoría todavía tiene en su casa el viejo Wincofón, el temible arruina discos), las ventas digitales de discos que no se hayan editado en CD son positivas. Si a la larga eso hace que el fanático se vuelque al formato analógico o no, difícilmente pueda saberse; pero en principio se logra que la obra del artista llegue a quien la quiera disfrutar, que a mi entender, es una de las principales razones por la que se sigue haciendo música.
Algunos sellos discográficos consideran que las ediciones en vinilo atraen más gente hacia las disquerías. Por otra parte, la música digital es más propensa a ser pirateada.
página 9