FORMAT+V Julio 2014 | Page 8

página 8

AGUSTÍN ROCINO: “CUANDO ESCUCHO UN VINILO ME SIENTO LA PERSONA MÁS FELIZ DEL MUNDO”

Por Juan Pablo “Astilla” Dominguez

Fotos por Martín DarkSoul

Desde hace cuatro años, Agustín Rocino es el encargado de los parches en Catupecu Machu. Sin embargo, su trayectoria como músico nació años atrás, desempeñándose como bajista en Pasando Hambre primero y en Cuentos Borgeanos después. Melómano empedernido de esos que no pierden la pasión a pesar del status adquirido, en su living conviven distintos elementos que lo pintan de pies a cabeza: palillos, guitarras, equipos, CD’s y cassettes. Y vinilos, claro, desde Pink Floyd hasta Morrissey pasando por Violadores y Mötley Crüe, que musicalizó la picada con su clásico “Girls, Girls, Girls”. Este es un viaje al interior de la colección de Rocino, una colección que desconoce de 7’’.

¿Cuál fue el primer vinilo que llegó a tus manos?

AGUSTÍN ROCINO: A los siete años tuve “Rubber Soul” de los Beatles, pertenecía a mi mamá, de la época en que estaba soltera. Incluso está escrito su nombre en la portada ya que llevaba el disco a fiestas.

¿Recordás cuál fue tu primer equipo de música?

AR: Un Kenwood que tenía radio con unas perillas gigantes, con dos parlantes a los costados. Era un mueble completo, porque tenías que bajar una tapa para utilizarlo. De chico tenía un cuarto para mí solo y mis viejos me enchufaban los muebles viejos y este fue uno de ellos.

¿El primer disco que te compraste con tu plata?

AR: “Flowers” de los Rolling Stones, edición nacional, en el año 1999, comprado en el Parque Rivadavia. Mi adolescencia la transcurrí durante los noventas y era más de comprar CD’s. El primer CD que me compré fue “Loco Live” de los Ramones, en el año 1992, disco con el que aprendí a tocar la guitarra.

Algunos hemos vendido un disco para luego arrepentirnos. ¿Te pasó alguna vez?

AR: No soy de vender, soy más de regalar (N. del R.: me consta. Minutos antes Agustín me había regalado el LP de “Arise” de Sepultura). Nunca vendí un disco o un instrumento. Hace un tiempo regalé el bajo que utilicé en mis días de Cuentos Borgeanos, un Music Man. Antes que tenerlo guardado, sin usar, y más allá de su valor comercial, prefiero regalarlo para que alguien le de buen uso.

Pertenecés a la generación que recurría a las disquerías para hacerse de su material favorito. ¿Conociste alguna banda revolviendo bateas?

AR: A los 14 años me mudé a Caballito, a pocas cuadras del Parque Rivadavia. Me la pasaba yendo a revisar discos y así compré discos de bandas que no había escuchado pero que sí tenía de nombre: the Doors, the Police y otras.