Day y escuché historias de gente que hizo cola en su disqueria local a la que le dijeron ¡que estaban agotadas en el horario de apertura! Se necesita sólo a unos pocos para arruinar lo que es un concepto maravilloso para todos los demás. Los revendedores deberían avergonzarse. No apoyen su negocio y no dejen que usen el Record Store Day para arruinar justamente lo que debe apoyar".
Volviendo a la cuestión del cooptamiento del evento por parte de los grandes sellos, otra queja generalizada tiene que ver con la abundancia de material de estos sellos, además de reediciones de discos clásicos, en detrimento de la producción de material de bandas independientes actuales.
Pero estos problemas no opacan el evento desde su raíz, sino que son más bien advertencias para tomar en cuenta. Hay muchas cosas positivas en el Record Store Day como para hacer una crítica generalizada. El fomento del consumo de música en formato físico, el ingreso de nuevo público al mundo del coleccionismo discográfico, la aventura
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que genera tener que llegar a tiempo a la disquería para conseguir determinado disco, el contacto entre los artistas y sus fans, el alza en la producción discográfica en las fabricas
de discos (este año las ventas aumentaron un
646% con respecto al evento del año anterior). Dicho todo esto, el aporte del Record Store Day al mundo del coleccionismo discográfico y a la industria en general es innegable. Muchos consideran que el evento ha sido uno de los pilares del llamado revival del vinilo, y no hay que menospreciar la cantidad de discos que se venden durante cada tercer sábado de abril desde el año 2008. Pocos años atrás el público había dado por muerto al vinilo en particular, y con el avance de la música digital, al formato físico en general, y hoy el formato físico goza de un presente fértil y un futuro prometedor. Los problemas que pueden ir surgiendo a medida que el evento cobra cada vez mayor masividad deberían ser resueltos tanto por los organizadores, como por las disquerías participantes.