Se han desarrollado varios enfoques para lograr un balance entre el desempeño y el coste. La ingeniería del valor es una técnica para evaluar el diseño de un producto para asegurar que proporciona las funciones esenciales a un coste mínimo global para el fabricante o el usuario. Una técnica complementaria es el enfoque del "diseño para el coste". Esto comienza con una definición del coste meta para el producto y la función deseada, prosiguiéndose con el desarrollo y evaluación de diseños alternativos.
La ingeniería define los estándares de ejecución necesarios para los productos y las piezas, los procesos, los materiales, las herramientas y el acabado, en función de las características verificables y los grados económicos de uniformidad. Hay que diseñar el producto y el procedimiento de fabricación. Se desea que todos los factores conocibles funcionen exactamente como se proyectó, excluyendo todos los demás factores posibles. Pero los proyectos técnicos, las operaciones y las medidas no son infalibles. Los diseños y las especificaciones de los factores de la producción son complejos y rara vez completos. Los mismos factores son a menudo inestable, los diseños son a veces de un carácter evolutivo, y es frecuente que las exigencias avancen a los resultados corrientes.
Con el impulso de las operaciones en masa y la completa insensibilidad de los controles operatorios demasiado prevaleciente, las desviaciones poco claras con respecto a los estándares dan lugar a montones de chatarras y a costes encubiertos que se afirman solapadamente, por la gestión defectuosa, hasta considerarse como cargas normales e inevitables.