Por estas razones, en el presente (y sobre todo en un futuro inmediato) se hace
imprescindible racionalizar y priorizar la asignación de los recursos disponibles.
Los productos farmacéuticos representan entre el 15% y el 30% de los gastos
sanitarios en los países con economías en transición, y entre el 25% y el 66% en
los países en desarrollo (Holmes, J., 2015) (Suárez-Jiménez, J.M., 2010) (world
Health Organization, 2004)
A continuación, se presenta tabla por participación del gasto farmacéutico en el
sector salud entre 2009 y 2011 en Colombia.
AÑO
2009
2010
2011
% GASTO
MEDICAMENTO
DENTRO DEL SECTOR
SALUD
7.0%
11.77%
16.5%
EN BILLONES DE
PESOS
1.67
3.37
7.1
En este contexto, los nuevos medicamentos van a tener que demostrar a todos los
agentes decisores, que van a ser opciones terapéuticas con una mejor relación
coste-efectividad, que presentan ventajas económicas y/o en calidad de vida sobre
las alternativas ya existentes y que, por lo tanto, van ayudar a lograr una mejor
redistribución de los recursos existentes en el sistema sanitario, a pesar de
presentar un coste de adquisición más elevado en la mayoría de las ocasiones. (J.
Soto Álvarez).
Por este motivo, dentro de la industria farmacéutica cada vez se están diseñando y
realizando análisis de evaluación económica de medicamentos con más asiduidad
durante todo su ciclo de vida, tanto durante los primeros estadios de su desarrollo
como una vez hayan sido comercializados (Anderson, 1995).
Por lo tanto, las utilidades de los Estudios Farmacoeconómicos a este nivel como
ayuda en la toma de decisiones, se van a basar en tres grandes pilares:
Incluir en los planes obligatorios de salud las opciones terapéuticas más
eficientes, lo que redundará en un mejor uso de los recursos disponibles y
en un aumento de la calidad asistencial.
Mostrar a los agentes que toman decisiones en el sector salud, cómo el uso
de los medicamentos más eficientes va a permitir redistribuir mejor los
recursos existentes en las instituciones.