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Una de sus peculiaridades es que cada año muchos de los artistas que en ella se presentan saltan a otros escenarios en ediciones posteriores. Como ejemplo tenemos el caso de Paté de Fuá, quienes lograron colocarse en el mapa del público del rock aunque venían de una escena más apegada al jazz y al folk. Como ellos, hay muchos otros ejemplos de bandas que toman la Carpa y la llenan con un efecto a lo flautista de Hamelin, ya que su ubicación es perfecta para atraer con los sonidos a la gente que va pasando. Así ocurrió con Silverio, quien tocó por primera vez en el Vive en el entorno de la Carpa. Las historias de Carla Morrison, Gepe, Pedro Piedra, Anita Tijoux, Mon Laferte, Caloncho y Juan Cirerol en el Vive Latino comenzaron en la Carpa… y ya sabemos lo que pasó después.
Paralelamente, la Carpa fue durante un tiempo el escenario para los actos sorpresa: shows cargados no solo de mucha energía sino cercanos y entrañables. Apariciones como las de Austin TV; San Pascualito Rey, que dicho sea de paso gracias a esa empata este año el record de Panteón Rococó con nueve apariciones en el festival; Torreblanca y muchos más lograron que la Carpa Intolerante sea ese espacio del que tienes que estar muy pendiente siempre.
“Cada año entramos con mucha fe, con mucha energía, pero con muchos nervios. Mucha gente cree que programamos a la segura, pero hay que tomar en cuenta que cuando programábamos a esos proyectos que hoy son gigantes, aún no lo eran. En conjunto con Jordi, Itzel y Andrés en su momento, que son los encargados de la programación de todo el festival, construimos una premisa común: cada año tratamos de apostar.” Sal Toache