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Castillo de Piria
El castillo fue la primera obra importante que erigió Piria en 1897 con el ingeniero Aquiles Monzani. El visitarlo es una obligación por su estilo y los enigmas y misterios que lo rodean. Se habla de fantasmas, de alquimia y de energías extrañas, lo cierto es que la construcción que imita el estilo de algunas villas italianas de finales del siglo XIX, es una pieza clave para entender al fundador de la ciudad. El edificio principal del castillo consta de dos plantas y un sótano. En el segundo piso, los balcones florentinos ofrecen una maravillosa vista de los distintos cuadrantes de la ciudad y del cerro Pan de Azúcar; y en la planta baja se puede encontrar la única colección de objetos de los tiempos de Piria, incluyendo documentos, volantes, folletos y fotografías murales de sumo interés. Asimismo, en los distintos rincones se exhibe el mobiliario propio de aquellos años sintetizado en piezas de época, utensilios y armas, así como también obras de arte que provenían directamente de Europa. El exterior de la casa no se queda atrás, y también es digno de asombro. Cuenta con enormes piezas de granito gris extraídas del Pan de Azúcar; piezas curvas en los torreones y un portón con aros, columnas y adornos que por su simbolismo y disposición refieren al mundo de la alquimia. Finalmente, para completar el cuadro, al costado de las bodegas y en lo alto de una colina se encuentra la casa en ruinas de Carmen Piria, amante y tercera mujer del alquimista. Allí la historia es atrapante y compone, junto al castillo, una verdadera novela.
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