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VIDAMÉDICA / FalmedEduca
Presunción de inocencia y memoria
CUANDO LA OPINIÓN
PÚBLICA JUZGA Y
LA JUSTICIA YERRA
En Chile impera la presunción de inocencia, es decir, toda persona es inocente de un delito hasta que se pruebe lo contrario.
Pero ¿qué sucede cuando la opinión pública dictamina un juicio condenatorio a pesar de los principios de la justicia? ¿Y
qué pasa si la justicia comete un error y condena a una persona inocente? Analizamos los grises de este problema.
Por Alejandra Moreira
Desde la Antigua Roma, la Dama de la Justicia, con sus ojos
vendados y su balanza en equilibrio, ilustra la imparcialidad y
sapiencia con que actúa el poder de su espada. Sin embargo,
quienes deben aspirar a cumplir con ese ideal divino, –los en-
cargados de la administración de justicia–, son seres humanos
que cometen errores. Equivocaciones que tienen un costo de-
masiado elevado para quienes sufren las consecuencias.
En febrero de 2013, Pablo Mackenna, conductor de televi-
sión y poeta, visitó el Casino de Viña del Mar. Tras jugar en
el segundo piso del recinto, cerca de las dos de la madru-
gada decidió retirarse. Mientras salía, vio a una niña en las
escaleras, sola, sin ningún adulto que la cuidara a esa avan-
zada hora. Preocupado, Mackenna se sentó junto a ella me-
nos de un minuto y le preguntó dónde estaban sus padres.
Esa acción le costaría caro. Apareció la madre de la niña y
lo acusó de haber tocado a su hija. El Ministerio Público lo
formalizó por el delito de abuso sexual impropio y estuvo
48 horas detenido mientras se peritaban las imágenes de las
cámaras de seguridad, que supuestamente darían cuenta de
las tocaciones que habría sufrido la menor, según denuncia-
ba la progenitora.
Sin embargo, más de dos meses después, Mackenna fue exo-
nerado de todos los cargos de abuso sexual contra la menor.
El Estado no ha indemnizado al poeta por haberlo expuesto
injustamente a 48 horas de detención, lo que conllevó una lar-
ga exposición en los medios de comunicación y en las redes
sociales, donde miles de personas anónimas opinaron y des-
prestigiaron la honra del injustamente imputado.
Desde aquellos hechos han pasado más de cinco años. No obs-
tante, al buscar el nombre del escritor y las palabras “abuso
sexual”, los motores de búsqueda como Google arrojan en sólo
0,34 segundos más de 17.900 resultados con noticias e infor-
maciones relacionadas al bullado hecho policial ocurrido el 4
de febrero de 2013. No importa el paso de los años, la memoria
en tiempos de internet es perpetua y contundente.
El desenlace del caso tampoco tuvo la misma proporcionali-
dad mediática de la falsa imputación, ni tampoco los espacios
en la prensa para explicar las razones de su exoneración.