REPORTAJE
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FalmedEduca
“
Son respetables los conflictos éticos del médico que
considera que prescindir de
la opción de transfusión de
sangre pondría en peligro la vida del
paciente. Agradecemos, cuando nos
lo informa con franqueza, pues nos
permite buscar otro médico”. Las palabras corresponden a Ilmary Tapia
Silva, presidente del Comité de Enlace de los Hospitales (CEH) y Testigo
de Jehová, quien actualmente lidera
en el sector sur de la capital, a estos
organismos dedicados a la difusión
científica sobre técnicas que permitan tratar a pacientes de este credo
religioso sin ser transfundidos.
A su juicio, esta valoración a las convicciones religiosas de los Testigos de
Jehová permitió que el Hospital Clínico de la Universidad de Chile creara
el Programa de Medicina y Cirugía sin
Transfusión Sanguínea. El propulsor
de esta iniciativa y académico Dr. Gonzalo Cardemil, señala que “gran parte
de lo que se conoce de la fisiología de
la anemia es razón de personas que
no aceptaban la transfusión de sangre”. Para el Dr. Cardemil este respeto
a la autonomía del paciente ha permitido un progreso científico-médico
evidente.
ENTENDIENDO LA AUTONOMÍA
DEL PACIENTE
“Darse a sí mismo o regirse por normas propias”. Así fue definido este
concepto en la antigua Grecia. El filósofo Immanuel Kant propuso que
el individuo se moldeaba a sí mismo
ante las circunstancias para enfrentar
su devenir. Acercándonos a nuestra
legislación y a los términos legales
entendidos en la actualidad, la autonomía de las personas emana de los
derechos esenciales considerados
parte de las normas supraconstitucionales. Es decir, nuestra Constitución