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Ésta es la tierra de la colonia y éste es su mar Sin islas es uno el piélago Y el río Siempre lo mismo La línea de costa avanzando contra la insistencia de las olas
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Amanece Las construcciones se perfilan en lo alto Mientras los árboles crecen con la luz verdes Pardos y grises El niño sentado cuenta los guijarros
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Pero aún hace frío entre los olivos Ahora tose y corretea Vuelan dos palomas y canta un gallo Los hombres cortan la hierba Desde arriba se ve la casa con su olivar
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Y la playa de obviados islotes Pero no el curso ni la sagrada fuente que dio nombre al lugar Abajo : las huellas del báculo perfectas en la costra de la arena El agua cristalina y levemente azul turquesa en el rulo de la ola Poca gente
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La tarde alargando las sombras Ruidos que se pierden Esta chica que ofrece sus dulces al extranjero Tiene un hijo pequeño y una fábrica de colchones Un comercio próspero y un lago artificial