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De mano en mano por el mercado corría y también
Por los recónditos rincones de quienes tatuadas las extendían
Pues antes de la sequía pertinaz obtenía el hortelano su recompensa
Y los remeros no dejaban descansar las barcazas amarradas al muelle
Bullía el comercio y en las ribereñas praderas los gansos
900
Las grullas o los cisnes de cuellos largos se rebullían
Agitando sus alas con la respiración del mar
Aún propicio
Seco se antoja hoy el lugar
Viendo las columnas desbaratadas y pálidas
905
Pero los testimonios y el aluvión certifican que era mucha el agua dulce
Que anegaba el templo y a veces las calles
Hasta el punto de obligar a trasladar el urbano asentamiento
Adefesios productores de minio
Mezquinos plateros vendedores de regalos y amuletos
910
Perfumadas meretrices del oriente
Anhelantes todos de una vida regalada al arrullo de las alamedas
Uno si es el mejor
Entoñado en excrementos o exiliado con el sol
La memoria de los peces ya le sobra al turista que desea recordar
915
Un veraneo
¡Eh! Lea
Dice al curioso la cicerone
Tocando con su dedo una inscripción en la piedra
Sí