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Una pareja gozosa se despide blandamente de la bahía
Esperando que alguna isla les ofrezca sus frondas
Sobre las aguas celosas sueñan con encallar en otra línea arenosa
Mientras les mecen las olas espumantes que recuerdan al banquete
El olor de la harina tostada y la carne porcina al fuego
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Los coloridos vestidos y la mezcla de afeites aromosos y grasa
Van y vienen con el vaivén de la barca que a ojos firmes
Se pierde en lontananza como un ave en el cielo: de repente
¡Máquinas de autoengaño! Si el hombre es tal
¿No es acaso porque en él hay un sentido que le empuja
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A huir de sí? Según algunos teólogos
Dios es el nombre de ese impulsor: distorsiona el hombre
Porque no puede soportarse como es ¡oh pecado!
Dios sería esa imposibilidad misma… ¿la verdad?
La verdad es más prosaica sin embargo
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Sin sentido es así: el hombre distorsiona
Como no se cansa de decir el lenguaje (claro) en su prosa verdadera
Entre deseos humanos y órdenes y posibilidades que también suenan
Y suenan y resuenan
Los campesinos ventean el grano en las eras
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Ya mirando a la inclinada peña rodeada de cardos en flor
Que protegerá sus cabezas del intratable mediodía
Al abrigo mezclarán el vino y comerán pan
Y perderán la consciencia un rato antes de reiniciar la labor
En la hora de máximo calor