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En términos operacionales_ha sido muy difícil consensuar criterios de calidad de los programas de atención y educación preescolares. La evidencia científica, sin embargo, entrega importantes indicaciones sobre este aspecto. Los programas de educación inicial de buena ca- lidad tienen cierta duración mínima (por ejemplo, 2 a 3 horas por un par de años), cumplen altos estándares de calidad sobre el espacio y los materiales educativos, son realizados por educadores altamente calificados, y en una proporción muy baja de niños por educador (al- rededor de 3 a 1 en el tramo de 0 a 2 años; y de 6 a 1 en el tramo de 3 a 5 años); además, en términos curriculares, son programas en donde las actividades están previamente planificadas y se enfocan en el desa- rrollo cognitivo con un fuerte énfasis en el lenguaje (ciertamente, esto no implica que las dimensiones afectivas y sicosociales no sean con- sideradas); por último, en términos institucionales estos programas no trabajan aisladamente sino que integran los servicios educativos con otros de salud y nutrición, y trabajan no solo con los niños, sino con sus padres y cuidadores (Bowman, Donovan y Burns, 2000). Cier- tamente, estos constituyen estándares de calidad muy elevados para la situación dominante en la región. Por su parte, la OECD identifica cinco focos que debieran ser considerados a la hora de elaborar los programas de educación y cuidado infantiles: (a) establecer explíci- tamente los objetivos de calidad y generar regulaciones que permitan alinear los recursos; (b) diseñar un currículum e implementar están- dares de aprendizaje y desarrollo que permitan guiar el proceso y per- mitir la comparabilidad entre programas; (c) fortalecer la preparación de los cuidadores y docentes, así como las condiciones de trabajo; (d) involucrar activamente a las familias y comunidades; y (e) monitorear, recolectar datos e investigar para el mejoramiento continuo de estos programas (OECD, 2012). Por último, la desigualdad social es una característica relevante en la región y representa el principal desafío a hacer frente en las políticas relacionadas con el primer objetivo del Marco de Acción de Dakar. Los niños de los sectores más pobres y marginados continúan teniendo menos oportunidades de atención y educación preprimaria, y estas tienden a ser de menos calidad, todo lo cual podría contribuir a incre- mentar la inequidad en las próximas generaciones de las sociedades latinoamericanas. Adicionalmente, si bien la educación impartida en la lengua materna es uno de los factores fundamentales de la forma- ción inicial, en la región la mayoría de estos programas se realiza en el 57