Evangelista N°04 pdf | Page 16

"Viajar a Africa es enamorarse de ella a primera vista, es sentir el amor de Dios para este continente y su compasión para con las personas que lo habitan"

La fé es como un músculo, pero la oración es como el ejercicio que lo mantiene en desarrollo, ejercite todos los días el musculo de la fe, buscando el rostro de Dios por medio de la oración, el poder de la oración; es la oración de poder.

Distinguido amigo, la lepra es una enfermedad infecciosa, contagiosa y transmisible, es muy temida por los efectos visibles que deja en el cuerpo de los que la contraen.

En 1873 el medico noruego Gerhard Hansen, descubrió el bacilo que causa esta terrible enfermedad; el bacilo de la lepra o bacilo de Hansen, invade la piel causando lesiones en ella que toman formas horribles o puede también invadir los nervios causando grandes trastornos de la sensibilidad.

Los evangelios dan cuenta de la curación hecha por el Señor Jesucristo a un leproso, la historia lee así: “Vino a él un leproso, rogándole e hincando las rodillas le dijo: ‘’Si quieres puedes limpiarme.’’ Y Jesús teniendo misericordia de él extendió la mano y le toco y le dijo: ‘’ Quiero, se limpio.’ Y así que él hubo hablado al instante la lepra se fue de aquel y quedo limpio.

Esta historia bien podemos usar para ilustrar la sanidad que Cristo realiza sobre otra enfermedad, mucho más temible que la de la lepra, se trata de la enfermedad del pecado; que en la Biblia se compara por su similitud con la enfermedad de la lepra.

Leyendo el incidente que hemos leído, notamos que el leproso tenía un concepto muy humilde de sí mismo, él le dijo a Cristo ‘’si quieres puedes limpiarme’’, es decir, abiertamente confesaba la inmundicia de su enfermedad; por cierto, en la antigüedad los leprosos, tenían que separarse del resto de la sociedad, y habitar en las afuera de las poblaciones. Cuando sentían acercarse alguien tenían que vocear: ‘’Inmundo, inmundo’’.

Este amigo mío, es el primer paso en la escalera de la salvación, reconocer uno la inmundicia de su condición ante la vista de un Dios perfecto y justo.

‘’Ay de mi’, grito Isaías que soy hombre de labios inmundo y habito en medio de un pueblo inmundo. Y esto cuando vio a Jehová alto y sublimado sobre su trono. ‘’Apartado de mi Señor, que soy hombre pecador’’, fue el sentimiento que expreso San Pedro ante el Señor Jesús. Si, necesitamos vernos a nosotros mismo como Dios nos ve, la Biblia dice; todos nosotros somos suciedad y nuestra justicia son como trapo de inmundicia. Mientras más pronto y más profundamente reconozcamos esto; mucho mejor para nuestra salud espiritual.

En segundo término, el leproso se dio cuenta que no podía hacer nada para cambiar su propia condición, que no tenía en sus manos el remedio para su mal, y lo vemos venir al Señor.

Hoy día el hombre busca cambiar su condición económica, y por eso se empeña en educarse, en conseguir mejor empleo, mejor salario, pero la necesidad mayor del hombre es espiritual; está sumido en el pecado y no hay nada que pueda hacer para salir de esa terrible condición; tiene, sin embargo, necesidad urgente de cambiar esa condición, pues quedarse en ella significa perderse eternamente.

Cristo dijo, ‘’sino os arrepintiereis todos perecereis igualmente’’, también dice la escritura que en el cielo no entrara ninguna cosa sucia o que hace abominación, o mentira, la entrada al cielo le está vedado al pecador por sus pecados y esta es una condición que él por sí mismo no puede cambiar.

UN LEPROSO Y CRISTO.

Por Mariano González.

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