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Mensajes de Tratados Evangélicos
por el Pr Juan Avellaneda
¿HAS SIDO PERDONADO?
¿Has sido perdonado? Tu futuro eterno depende de la respuesta a esta pregunta seria. La Biblia nos enseña que “no hay justo, ni aun uno” (Romanos 3:10). El versículo 23 del mismo capítulo dice: “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”. Debemos encontrar el perdón de Dios si queremos ser salvos de las consecuencias del pecado. Algún día nos encontraremos con el Señor en el juicio. “Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo” (2 Corintios 5:10).
Estamos enfrentando a la eternidad, y esto hace que sea imperativo que sepamos si somos perdonados. Si somos perdonados, seremos aceptados en el cielo. Si no somos perdonados, vamos a ser condenados al
infierno eterno con el diablo y sus ángeles. “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo” (Mateo 25:31-34). “Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles” (versículo 41).
Perdón por la sangre de Cristo.
¿Qué, pues, podemos hacer para salvar nuestras almas? No podemos salvarnos a nosotros mismos, pero podemos aceptar el plan que Dios ha provisto para nosotros. Nos ayudará a entender este plan al considerar lo que Dios mostró a su pueblo, los israelitas, antes de venir Cristo. Dios les mandó a sacrificar animales. Los corderos que fueron muertos señalaban hacia el perfecto cordero de Dios, Jesucristo. Él redimió a todas las personas por derramar su sangre por los pecados de ellos. El derramamiento de sangre también ayudó a la gente entender la gravedad del pecado. Efesios 1:7 dice: “En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia”.
“Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual