El Gerente, Jefe o Supervisor: En casi todas las
organizaciones, la persona encargada de evaluar al
personal es el propio gerente, jefe o supervisor,
hace el seguimiento y verificar el desempeño de
cada empleado, diagnosticando cuáles son sus
fortalezas y debilidades. Como el gerente o el
supervisor no cuentan con conocimientos
especializados para proyectar, mantener y
desarrollar un plan sistemático de evaluación, el
área encargada de la administración de las
personas desempeña una función de staff y se
encarga de instituir, dar seguimiento y controlar el
sistema, si bien cada jefe conserva a su autoridad
de línea y evalúa el trabajo de los subordinados
por medio del esquema que marca el sistema
La propia persona o empleado: En las
organizaciones más democráticas, el propio
individuo es responsable de su desempeño y de su
propia evaluación. Esas organizaciones emplean la
autoevaluación del desempeño, de modo que cada
persona evalúa el propio cumplimiento de su
puesto, eficiencia y eficacia, conforme a
determinados indicadores que le proporcionan el
gerente, jefe, supervisor o la organización.
El equipo de trabajo: Otra opción es pedir al
propio equipo de trabajo que evalúe el desempeño de
sus miembros y que, con cada uno de ellos, tome las
medidas necesarias para mejorarlo más y más. En
este caso, el equipo asume la responsabilidad de
evaluar el desempeño de sus participantes y definir
sus metas y objetivos.