Estudiantes UDES: nuestra razón de ser | Page 37

“La primera incide sobre los propios influencers, pues el sentirse expuestos de forma continuada puede desarrollar en ellos la necesidad de llevar una vida 'real' falseada y basada en la apariencia. Y la segunda, sobre sus fans, que reciben una imagen distorsionada y alejada de la realidad que, sin embargo, convierten en idílica y que, al intentar imitarla, genera en ellos sentimientos de frustración y tristeza con su propia vida. Es decir, el inconveniente está en sentir la necesidad de mostrar la intimidad en las redes sociales y de sobreexponerse para sentirse bien, haciendo depender tu felicidad de que te sigan o le guste a los demás lo que has publicado. Es como una adición más", explica Raquel García Zubiaga, psicóloga del Instituto de Neurociencias Aplicadas a la Educación (INAE) en Madrid, España, en un artículo titulado, “Irritabilidad o falta de aceptación, entre los problemas que pueden tener los menores si usan mal las redes sociales.”

Mi caso era totalmente diferente, no tenía la responsabilidad de un influencer –para serlo hay que tener mínimo 5.000 seguidores–, pero a pesar de ello empecé a experimentar los beneficios de ‘liberarme’ de estas ataduras digitales. Con el paso de los días comencé a sentirme más ligera. Es como quitarse un peso de encima. Ya no hay fachadas que mantener ni nada ni nadie a quien idealizar.

Antes, mi principal entretenimiento mientras esperaba el turno en el salón de belleza o a que mi carro saliera del auto lavado eran las redes sociales. Ahora volví a mis orígenes, buscando algo bueno que leer en cualquier revista o periódico.

Esto fue como pasar de amar la carne a volverme vegetariana. Así como los veganos o los lacto-vegetarianos gozan de llevar una dieta rica en frutas, verduras y nutrientes, reduciendo el riesgo de ataques cardiacos por evitar el consumo de grasas saturadas y colesterol; yo he retornado a aprovechar mi tiempo como se debe. He vuelto a dormir por las noches –como un bebé–, mi productividad en el trabajo ha aumentado significativamente, las decisiones que tomo no son el resultado del ‘bombardeo’ de productos y servicios que antes veía en redes, y verbos como compartir o disfrutar, han cobrado mayor valor; pues no es lo mismo saborear un buen café sin un celular que con uno a la mano. Tanto ha sido el cambio que hasta la batería de mi Iphone me lo está agradeciendo.

"Se siente bien ser un N.N. digital.”

"Inútiles, así puedo definirlas después de un mes desconectada”

Por estas y otras razones, son cada vez más las personas que deciden apartarse voluntariamente de las redes sociales. Así lo documentó Enric Puig, profesor de filosofía de la Universidad Abierta de Cataluña (UOC), en su libro “La gran adicción”.

“Las redes sociales no son herramientas neutras, sino una plataforma cargada ideológicamente y que genera adicción. Pérdida de tiempo, falta de concentración o el estrés de estar siempre disponible es lo que hace que muchas personas tengan una crisis existencial y quieran recuperar el tiempo y volver a poner barreras entre la esfera pública y la privada”.

37