convierte en un paraje yermo. De hecho, según
un estudio realizado por investigadores españoles, colombianos y brasileños de la Universidad
Estatal Paulista (UNESP), junto a científicos de Inglaterra y Finlandia, la extinción de los grandes
animales aceleraría el cambio climático.
Los frugívoros son los encargados de regenerar los bosques. Se comen los frutos de las plantas,
y las semillas pasan por su tracto digestivo manteniéndose intactas. Cuando son expulsadas, están limpias y disponen de fertilizante natural.
Sin embargo, la caza furtiva y la pérdida de
hábitat están poniendo en peligro de extinción a
muchos de estos grandes animales, como los
orangutanes o los elefantes. Si llegasen a desaparecer, las plantas tendrían muchos problemas
para crecer. Pero no sólo eso, sino que el estudio,
realizado en bosques del sureste de Brasil, ha demostrado que ”las áreas forestales que no tienen
frugívoros tienen una capacidad de almacenamiento de carbono mucho menor que la de los bosques
que están bien conservados”.
Así, resulta vital conservar los pocos animales frugívoros que nos quedan, por el bien de los
bosques, pero también para protegernos de los
efectos del cambio climático. Pedro Jordano, profesor investigador de la Estación Biológica de Doñana y coautor del estudio, recuerda que más del
90% de las especies arbóreas y el 60% de los bosques mediterráneos dependen de ellos.
Fuente: Ecoportal.net
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