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donde hoy se encuentra la entrada principal del bosque y el monumento a los Niños
Héroes. Años después trasladaron sus instalaciones al área poniente, en los linderos
de lo que hoy conocemos como “El Chivatito”. En la publicación “Arquitectura” de
1922, se citó que la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas (SCOP) cedió los
predios situados al poniente, para construir
las instalaciones del zoológico y el jardín
botánico, e inicialmente ambos estuvieron
adscritos al Museo de Historia Natural.
En los inventarios de los primeros animales registrados en 1890, se muestra una
marcada preferencia por los felinos (leones, tigres y linces), úrsidos (osos) y cánidos (coyotes y zorros), así como aves anseriformes como gansos y patos, especies
muy atractivas y de alto valor de exhibición.
Años más tarde, “El Contemporáneo” (1899)
de San Luis Potosí, publicó que un banquero de Australia apellidado Chunkiying obsequió al Gral. Díaz una colección de fieras australianas trasladadas desde California, cuyo destino sería el Zoológico de
Chapultepec. Y el mismo año el popular
“Diario del Hogar” publicó que el gobernador de Chihuahua había regalado un león
africano. También se albergaron avestruces, que se consideraban aves de gran potencial pecuario.
En el contexto de la historia
A pesar del exotismo de la fauna silvestre
exhibida, al parecer no había mayores atractivos, porque hasta 1910 este lugar
aún no figuraba entre los paseos habituales
de quienes vivían o visitaban la capital.
Ya en la época contemporánea a partir
del siglo XIX el modelo de exhibición permitió mantener a los animales en condiciones
semejantes a sus hábitats, de manera temporal, en espera de ser vendidos a circos
y otros zoológicos, pero mejorando notablemente sus condiciones de alojamiento al
colocarlos en espacios más amplios, sin
barrotes –que se sustituyeron por fosos de
seguridad–, y ambientados con estructuras
semejantes a rocas e incluso vegetación.
También se incluyeron albergues de asociación de especies que permitieron la convivencia de especies diferentes, como ocurre
en los ecosistemas donde habitan. El prototipo que definió esta etapa, se construyó
en Stellingen, Hamburgo y fue inaugurado
el 7 de mayo de 1907. En México los pioneros de este modelo de zoológico fueron el
ZooMAT de Chiapas (1942), San Juan de
Aragón en la Ciudad de México (1964) y
el Africam Safari de Puebla (1972).
Cimentos para el futuro
Después de 33 años, el Zoológico de Chapultepec tuvo su primera remodelación en
1923, cuando pertenecía a la Dirección
de Estudios Biológicos (DEB), cuyo titular
A32
partir del siglo XIX se creó un modelo de exhibición para los animales, que
semeja su hábitat natural