Especies 2-16 julio-septiembre 2016 | Page 12

Conforme la sierra gana altura, el visitante encuentra bosques de pinos piñoneros, donde cada año sus matorrales se engalanan con la explosión de millones de flores de cempasúchiles silvestres que pintan de dorado su vertiente occidental por unas pocas semanas. Los bosques de las crestas Mientras la carretera sigue ganando altura, el manto verde de coníferas y encinos domina el paisaje. Desde la cumbre más elevada de la Sierra Gorda, con 3,160 msnm, abetos Douglas, oyameles, pinos, cedros, enebros y tejos forman comunidades ancestrales que, en tramos, se combinan con 34 especies de encinos, de 10 los arbustivos a los de troncos macizos con 30 metros de altura y metro y medio de diámetro, formando bosques mixtos. Casa de linces, pumas, ardillas voladoras que anidan en los huecos de viejos árboles, gavilanes y coloridos trogones, estos bosques huelen y suenan a coníferas. Antaño, las guacamayas verdes anidaban en varios relices de esos picos y sus cañadas, pero ahora queda tan solo su recuerdo en las toponimias. Su última colonia soporta los embates de nuestra especie en dos refugios. Es allá arriba donde, durante los frentes fríos, los mares de nubes y los amaneceres blancos, con árboles cuajados de escarcha e incluso nieve, dominan el paisaje. Aunque ahora, se trata de postales