Una lombriz llamada Carlos, abre la puerta de su casa y enseguida escucha unos gritos. “Cuantas veces hay que decirte que no dejes ese desorden en tu cuarto?” gritaba su madre, “También me llamaron de la escuela, cuando será el día en que hagas tus deberes y te portes bien? Por favor Carlos yo no te crie así.” Carlos voltea los ojos y sigue caminando hacia su cuarto.
“Mírame cuanto te hablo”, dijo su madre; la lombriz más grande y fuerte de la ciudad.
“Por qué es que todo tiene que ser al pie de la letra como tú lo quieres?” Le discutió Carlos, “Es mi vida déjame vivirla como yo quiera.
“Así no fue como yo te crie, ya estas grandecito como para saber cómo son las cosas en esta casa” dijo su madre. “
“Pues si lo miramos de esta manera todo lo que se y hago lo aprendí de lo que tú me enseñaste” dijo Carlos con un toque de burla en su voz “así que déjame decirte que fracasaste como madre”.
Carlos cierra la puerta de su cuarto en la cara de su madre y le pone seguro. Pasan unos segundos y Carlos escucha como su mamá se aleja de la puerta llorando.
Al día siguiente Carlos se levanta y va a la escuela. Todavía seguía de pelea con su madre. No habían hablado desde el día anterior. A las 10 de la mañana, en clase de matemática, Carlos es llamado a la psicología. Se preguntaba a si mismo que había hecho ahora. La psicóloga, Sra. Raquel Hormiga, lo recibe con tristeza en sus ojos. La madre de Carlos había muerto.
Al escuchar esas palabras Carlos queda en shock. Recuerda todas las peleas que había tenido con su madre durante los años. Era difícil recordar un tiempo en el que se la llevaran bien. Él se decía a sí mismo, “Y ahora que será de mí? La persona que me ayudaba y me quería más que nada en el mundo ya no está, y nunca la traté como ella lo merecía y ahora no le puedo decir todas las cosas que ella quería haber escuchado cuando todavía, podía escuchar.
Moraleja: Aprovecha a aquellas personas que en la vida siempre están contigo, pase lo que pase. Ya que a un abrir y cerrar de ojos ya no estarán.
- Carlos Alfredo Soto
Maria Isabel Pinedo
Fábula de la Lombriz Desordenada