Escúchame May 2014 | Page 15

M e agradeció con la misma sonrisa y no se movió. Me senté al lado de él. No quería hablar. Y no era necesario. S e guía lloviendo, no era nadie en la calle y solo oímos algunos sonidos por la ventana. Paul ni se movió ni dijo nada. No se si le significaba algo a él mi presencia pero por algo sentí que si. Cuando volví a casa a mi puesto le vi por la ventana. No se cambió y no toco el té. Así nos conocimos con Pául. Venía cada Sábado. Y todo repetía pero él me daba una sonrisa más porque recordaba su nombre. N o se que pasó en su vida y tengo miedo de preguntarlo. Tengo miedo de volver ahí en un año y verle en el mismo banco en los mismos pantalones. O no tengo miedo; es muy complicado, es su mundo en su cabeza. Parece que esta muy tranquilo que no molesta a nadie y que nadie toca a él. Puede ser que así sea mejor para él que cambiar la vida y convertirse a alguien que convenga a la sociedad y perder esta sonrisa de ingenuidad.