ESCUELA 3 DE 5 | Page 22

En la vieja casona que algunos dicen perteneció a la familia Irigoyen y en la que desde hace 140 años funciona la escuela Nº 3 se ocultan historias que muchos guardias de seguridad con terror cuentan. Leyendas que cuando los niños ya no están ocurren porque el fantasma de la escuela abre las puertas del misterio.

Según distintos testimonios de muchos guardias nocturnos, en el patio trasero, en los baños y en algunas aulas suceden cosas paranormales: Puertas que se abren y se cierran solas, ruidos extraños, mensajes misteriosos y sombras que salen de los cuadros y pasean por ese lugar como si conocieran cada rincón de la escuela.

Muchas veces, en la cocina del distrito, platos y cacerolas caen sin que nadie se encuentre allí. Pero por más que se busque, solo sombras aparecen, fantasmas que aterrorizan a los serenos y hace que noche a noche historias extrañas sigan escribiéndose solas:

Un hombre llamado Jorge de 32 años vivía con su hijo Marcos en soledad porque se había roto el matrimonio y el niño dolorosamente extrañaba y necesitaba a su madre.

Jorge era personal de seguridad de la escuela de Marcos desde hacía mucho tiempo, sin embargo lo inquietaban los extraños ruidos que durante las últimas noches comenzó a escuchar. Esta situación lo perturbaba y a la vez provocaba su curiosidad que lo llevaban a investigar ante el menor sonido extraño.

Una noche mientras todo parecía tranquilo, de repente ¡¡PLUM!! ¡¡PLUM!! Un misterioso golpe lo hizo salir de su pequeño cuartito y fue a recorrer las aulas. Comenzó por las primeras atravesando las enormes puertas de entrada. Una a una con su linterna iluminaba, observaba y no se movía de cada salón hasta convencerse que todo estaba en orden hasta que al llegar a la que pertenecía a 5ºA vio algo que lo paralizó, una extraña frase escrita en el pizarrón con sangre: “VOY A POSEER A MARCOS”. Su cuerpo no podía moverse y de pronto como un rayo atravesó el salón una sombra que le resultó conocida pero el susto fue tanto que no se detuvo a pensar nada…El miedo no lo dejaba pensar…. Recordó a su hijo, solo en aquella casa. Desesperado abandonó su trabajo y corrió hacia ella. Las pocas cuadras que lo separaban le parecían interminables, el camino nunca había sido tan largo.

Llega, abre la puerta de golpe, corre hacia el cuarto de Marcos y lo ve allí, de espaldas a él…apenas pudo escuchar el ir y venir del pequeño autito, el juguete preferido del niño. Lo llama - ¡Marcos, hijo!! El niño muy lentamente gira su cara hacia esa voz que reconoce familiar. Lo que Jorge tuvo ante sus ojos fue espantoso, su hijo tenía cortes en la cara y la sangre le caía a borbotones. Y nuevamente allí, detrás de la criatura la misma sombra veloz, se mueve como jugando a las escondidas. Quiso gritar pero no podía, asustaría demasiado a su hijo, debía calmarse y ayudarlo pero era imposible…..

_ ¿Papá qué te pasa? ¿Tenías una pesadilla?..¡¡Tus gritos me despertaron!!!

Jorge miró a su alrededor, reconoció su dormitorio, miró a Marcos entre sorprendido y confundido.

_ No hijo, son solo sueñitos malos. Dame un abrazo.

Los dos se abrazaron fuertemente. Jorge no quería despegarse de su hijo. Había sufrido demasiado por él. De repente, levanta la vista y ve detrás del niño aquella sombra que lo perseguía en ese terrible sueño, que conocía de algún lado pero a la que el miedo no la había dejado recordar. Seguramente saber que todo había sido una simple pesadilla hizo que su mente se aclarara. Y recordó aquel enorme cuadro de Bernardo de Irigoyen que siempre miraba al entrar a su trabajo, en el patio cubierto de la escuela. Y allí estaba su figura guiñándole un ojo…Jorge parpadeó dos veces y el fantasma desapareció sin dejar rastros.

El fantasma de Bernardo de Irigoyen

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