ESCUELA 3 DE 5 | Page 21

Durante la madrugada, Julio, el hombre de seguridad que cuidaba la escuela Nº3, escuchó un ruido muy misterioso cerca del patio de atrás. Se acercó al lugar y justo en ese momento todas las luces se apagaron. Buscó su linterna para alumbrar el patio, rápidamente la encontró en el cajón de su cuartito. Fue al SUM, revisó los baños, retrocedió hasta las aulas del jardín pero no encontró nada. De repente todas las luces volvieron a prenderse. Julio, aterrorizado, se desmayó y quedó tirado en medio del pasillo.

A las seis de la mañana llegó Adrián, su compañero, y le llamó la atención que julio no estaba esperándolo como siempre. Intrigado, comenzó a investigar hasta que lo encontró. Intentó reanimarlo pero no lo consiguió. Tomó su celular, llamó al hospital y luego a su familia. Al llegar la ambulancia, los médicos decidieron llevárselo después de reanimarlo.

El día transcurrió normalmente hasta que llegó la noche. El amigo de Julio fue a reemplazarlo. Escuchó, sin saberlo, los mismos ruidos de la noche anterior pero esta vez apareció una mujer vestida de blanco quien solo al verlo lo conquistó con su belleza y elegancia que lo invitó a recorrer el patio trasero. Mientras conversaban el guardia trataba de conocer la vida de la extraña joven y su personalidad e insistía en saber cómo había llegado hasta allí.

_ No puedo darte explicaciones, es complicado, pero confía en mí. Dijo ella.

El muchacho pudo sacarle una información muy importante: su domicilio.

Siguieron conversando hasta las 05:57, cuando ella se marchó por la puerta de la escuela llevándose el saco de Adrián para cubrirse del frío.

Desde ese momento el joven no pudo dejar de pensar en ella. La esperó hora tras hora la noche de su siguiente turno pero nunca llegó. Estaba obsesionado con esa mujer y al terminar su horario de trabajo decidió ir a verla a su casa.

Toca el timbre en una antigua casa del barrio de La Recoleta. Lo atendió una señora. Adrián le cuenta que buscaba a una joven que había conocido en la escuela donde trabajaba. La mujer lo miraba sorprendida, él la describe sin olvidar ningún detalle.

_ ¡Es mi hija! Exclamó la señora llorando mientras intentaba explicarle que era imposible que hubiese estado con ella la noche anterior.

_Mi hija hace dos años y cuatro meses que murió.

Adrián estaba totalmente confundido. La madre de la joven lo llevó entonces al cementerio que estaba a pocas cuadras de allí para que compruebe la verdad.

Caminaron por largos pasillos hasta que ahí, arriba de una tumba que tenía el nombre de la muchacha estaba colgado su saco.

Con mucha angustia, no tuvo otra opción más que volver a su casa repitiendo: _”Nunca te olvidaré, quedarás para siempre en mi corazón hasta que volvamos a vernos.”

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LA DAMA DE BLANCO EN BARRACAS