Estas respuestas rápidas han logrado tomar fuerza , ya que una de las primeras acciones tomadas, tanto por las compañías independientes como por las grandes salas de teatro privadas, fue implementar transmisiones gratuitas de sus obras ya producidas a través de sus
Un vistazo a las páginas web de diversas instituciones culturales y a las redes sociales de artistas, teatros y espacios culturales basta para dar cuenta de la oferta teatral que está ahora disponible en la red. El Gran Teatro Nacional, por ejemplo, ha lanzado en Vivo su nuevo portal digital de transmisión de espectáculos. Lo mismo han hecho, desde sus respectivas plataformas, el Teatro Libre y otras instituciones. Pero lo han hecho también compañías independientes y artistas que han liberado los derechos de sus obras y las han hecho de acceso público en diversas plataformas digitales.
Estas medidas iniciales sirvieron para dar la sensación de que, a pesar de la crisis, todavía había teatro. Me interesa mirar cómo es que su normalización pudiera terminar por ver teatros de lleno a la producción y consumo de contenidos útiles, semántica, política o socialmente. Orientado por ende a la producción de sentidos.
Determinar si lo que están haciendo los artistas escénicos en el contexto de la pandemia es algo que aún no sabemos cómo definir, tal vez sea tarea de las generaciones futuras. Este artículo pretende, más bien, ser una reflexión que empiece a dar algunas primeras respuestas a un fenómeno que recién empezó y que se espera que pronto tenga su final.