PIEL DE ASNO
Hace más de mil años, había un rey quien era muy amado por todos y vivía en un reino
muy próspero. Lo tenía todo para ser feliz porque tenía la riqueza, gracias a un asno
que echaba monedas de oro todos los días, y también porque se casó con la mujer más
guapa del reino, quien le dio una hija tan guapa o más como ella.
Pero, porque no hay felicidad sin desgracia, la guapísima reina enfermó gravemente.
Ningún médico logró curar a la pobrecita. A punto de morir, la reina le hizo prometer que
se casaría sólo con una mujer más guapa que ella. Después de su muerte, el rey se
puso muy triste. El tiempo pasó y el desesperado hombre no encontraba ninguna
persona que podría ser su esposa. Sólo su hija era la mujer más guapa del reino.
Entonces, decidió casarse con su propia hija.
La niña fue aterrorizada cuando aprendió la noticia. Entonces, se fue a casa de su
querida madrina para que le ayudara. Ella le aconsejó que pidiera a su padre que le
hiciera un vestido con el color del tiempo. La chica obedeció en cuanto volvió al castillo. Pero el rey mobilizó a los mejores
trabajadores del país y, en un día, el vestido fue realizado. La princesa, desesperada, volvió a ver a su madrina que le aconsejó
esta vez que pidiera otro vestido pero con el color de la luna. Pero, otra vez, los mejores artesanos realizaron el vestido en un
día. La chica, llorando, volvió de nuevo a casa de su madrina. Le dijo que pidiera un vestido con el color del sol, segura que no
podría existir una prenda así. Pero, como los otras veces, su padre pudo ofrecer a la princesa el vestido pedido. Como último
recurso, su hija pidió la piel del asno encantado tan querido por su padre. Pero, el rey, demasiado enamorado de la joven, mató
el asno y le ofreció su piel.
Entonces, la chica vistió la piel de asno para pasar desapercibida y huyó para escapar de él. Su madrina le dió su varilla, que
permitía que aparecieran los tres vestidos cuando quisiera.
Después de haber andado durante mucho tiempo, encontró un pueblo muy bonito dónde vivían dos reyes y su hijo. Fue
contratada en una granja para ser criada. Los granjeros la llamaron “Piel de Asno” porque tenía esta piel de asno por toda ropa.
En aquel entonces, toda la gente la llamaba así. Todos los días, la chica estaba muy sucia a causa de su trabajo pero, los
domingos, se transformaba en una princesa porque se lavaba y llevaba sus vestidos increíbles.
Un domingo, el principe del reino comió en la granja y vio la mujer con uno de los tres vestidos. Pero fue el único en verla
porque estaba sola en su habitación. Se enamoró de ella a causa de su belleza. Este terrile amor le hizo enfermar. Nadie pudo
curarle entonces su madre le pidió lo que quería más que todo y contestó que quería un pastel hecho por “Piel de Asno”. Toda
la gente se quedó sorprendida y, a la vez, asqueada. Sin embargo, la
reina realizó el deseo de su hijo.
“Piel de Asno” hizo el pastel pero, cuando lo cocinó, su anillo
cayó dentro. Cuando el hombre lo comió, se atragantó con el anillo. No
obstante, pudo, al final, sacarlo de su garganta. Dijo a sus padres que se
casaría con la persona que podría llevarle. Todas las personas del reino
intentaron pero nadie pudo. Sólo quedaba “Piel de Asno” entonces el
príncipe ordenó a sus soldados que encontraran a la mujer para que lo
intentara también. Cuando “Piel de Asno” pasó el anillo en su dedo, se
adaptó perfectamente.
Entonces, el príncipe se casó con ella y el padre de la princesa vino a su
matrimonio. En efecto, el rey se había casado con una reina de un reino
vecino algunos meses antes. El principe y “Piel de Asno” se volvieron
reyes. Y este cuento se acabó, y el viento se lo llevó, y cuando lo vuelva
a
encontrar, te lo volveré a contar.
Leila