vuelto a poner en marcha, dando paso a la
estación. Y oí una voz en mi cabeza.
_ Te he salvado esta vez, pero he agotado
las pocas fuerzas que me restaban. Ven a
verme sin falta a la papelería de al lado de
tu escuela mañana.
Justo al desaparecer la voz, las puertas
ensangrentadas se abrieron, y así todo el
mundo pudo ver la sangrienta escena, para
acto seguido mirarme asustados; creían
ENTREMANOS Nº 4
que yo era el culpable. No podía demostrar
que se equivocaban; así que deje que mi
instinto de supervivencia tomara el control
y corrí, corrí hasta que las fuerzas me
abandonaron.
No tenía ni idea de por qué me había atacado aquel extraño ser, ni quién era ese
extraño salvador; pero de una cosa sí que
estaba seguro: mi vida ya no sería igual;
TODO HABÍA CAMBIADO…
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