chos estudios señalan que estos niños
con obesidad suelen tener baja autoestima y son con frecuencia víctimas de
estigmatización social, de rechazo por el
entorno más próximo, de humillaciones,
de asilamiento.
Si la Convención sobre los Derechos del
Niño es el tratado internacional más
ratificado de la historia, ¿no estamos,
por culpa de hábitos sedentarios y malas
prácticas alimentarias, privando a las
generaciones futuras de este cuarto
principio en el que queremos garantizar
una vida plena para todos los niños? El
Plan de Acción de la Estrategia Mundial
para la Prevención y el Control de la Enfermedades no Transmisibles elaborado
por la OMS (Organización Mundial de la
Salud) constituye una hoja de ruta para
el establecimiento y fortalecimiento de
iniciativas de vigilancia, prevención y
tratamiento de este tipo de enfermedades, entre ellas la obesidad.
La gravedad del diagnóstico de la obesidad en la sociedad me llevó a poner en
marcha la Gasol Foundation para promover y transmitir estilos de vida saludable entre los más jóvenes a través de
la actividad física y de una alimentación
más equilibrada y sana, elementos clave
para luchar contra el sedentarismo y
combatir los crecientes índices de obesidad infantil. Mediante talleres nutricionales, sesiones de actividad física y la
implicación de los familiares y educadores, nuestros programas promueven que
los niños adquieran los conocimientos,
las actitudes y los hábitos básicos para
su pleno desarrollo.
Pero por descontado, ninguna intervención por sí sola puede frenar la creciente
epidemia de obesidad. Por ello es necesario un enfoque multisectorial, transversal y coordinado: los Gobiernos, la
sociedad civil, las familias, los cuidadores, las instituciones académicas y, por
supuesto, el sector privado, deben asumir su compromiso.
Debemos impulsar la actividad física de
una manera segura, siendo prioritario
que el sistema educativo se tome muy en
serio esta disciplina dentro del horario
escolar. Debemos incluir clases sobre
nutrición en el plan de estudios básico de
las escuelas. Y también invertir y trabajar para que los niños se desenvuelvan
en entornos escolares saludables. Asegurarnos de que los más vulnerables y
desfavorecidos tengan acceso a alimentos sanos y conseguir un impuesto eficaz
sobre las bebidas azucaradas.
Tenemos la responsabilidad moral de
trabajar juntos para un objetivo común:
lograr que el pleno desarrollo de los niños, incluyendo una alimentación saludable, deje de ser ese derecho olvidado.
http://www.gasolfoundation.org/es/
ENTREMANOS Nº 4
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