Entremanos nº4 4ª época | Page 12

podría ni siquiera intentar crear una socie- La camarera de edad avanzada deposita dad pacífica si ni siquiera sabe lo que signi- mi café enfrente de mí y me atrevo a pre- fica? Y entonces alguien criticó esa socie- guntarle acerca de la ciudad: dad, afirmando que era mentira e imposi- —Disculpe, busco una ciudad llamada 'la ble vivir pacíficamente. Y fue ahí cuando ciudad buscada', ¿la conoce? —la mujer quise averiguar más acerca de esa socie- reposa su mano encima de la mía, sonrien- dad. Tomé medidas desesperadas para do. llegar hasta aquí, para demostrar al mundo —Claro que la conozco, muchacha. Mi hijo lo que significa real- vive allí. ¿Quiere algún panecillo tostado? mente la paz. Si pretende usted ir allí, hay que reponer He alquilado un co- fuerzas, todavía le queda camino por reco- che en el aeropuerto rrer. ¿Quiere que le indique cómo llegar? de Manchester. Me Sin ni siquiera esperar a mi respuesta, la dirijo mujer entra en la cocina. Cuando regresa hacia New- castle, un viaje que durará casi dos horas y al cabo de unos minutos, lo hace con un media. Con un mapa y mi mochila como plato, el cual contiene dicho panecillo. copilotos, emprendo mi viaje hacia esa —Está cerca de Newcastle, ¿no? a las afue- ciudad que tiene a mi cabeza completa- ras –ella asiente con energía. mente enredada. —Está muy mal indicado, ¿quiere que le dé Cuando llevo una hora y media de camino, el número de mi hijo decido tomar la siguiente salida. El cartel por si se pierde? de la autopista me indica que entraré en Por segunda vez, no Middleton-on-Leven, una aldea situada en me da tiempo a res- el distrito de Hambleton, al Norte de ponder cuando ya Yorkshire. Aparco en el primer, y creo que está escribiendo en único, bar que se encuentra en este pe- un papel el número queño pueblo. Al abrir la puerta, una cam- de teléfono. Suspiro. panilla situada en lo alto de la puerta indica Después de varios minutos hablando con la mi llegada. Todos los allí presentes, gente señora, o más bien insistiéndome en coger de mediana edad tomando el té de la tar- el papel con el número de su hijo, y des- de, me observan creando en mis mejillas pués de beber mi café, mi camino se un ligero rubor. Me dirijo a la barra y pido reanuda volviendo a la carretera y acor- un café con leche. Mientras espero a que tando esos kilómetros que me separan de me lo sirvan, observo el mapa y comprue- la muy nombrada ciudad. bo que me queda menos de medio camino. ENTREMANOS Nº 4 12