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Los nuevos consumidores son ahora personas que participan directamente dentro de la conversación y han demostrado, en muchos casos, que son capaces de interpretar de manera adecuada la información que se les entrega. En varias ocasiones, son los periodistas y los medios tradicionales los que les entregan información poco respaldada para llegar a más personas y, más que información, vender una marca que genere memoria dentro de la sociedad. Periódicos manejados por grandes empresas pueden llevar a grandes errores editoriales y la crisis actual ha demostrado que estos errores se quedan dentro de la información que las personas reciben. Los periodistas se han convertido en idiotas útiles que trabajan para ese mismo poder que habían prometido combatir.
En conclusión, Esta nueva sociedad digital ha convertido a las masas en seres deseosos de conseguir las cosas de la manera más rápida posible gracias a la creación de información en masas que no llega a ser respaldada. Somos ahora una generación digital que se deja, en la mayoría de los casos, llevar por una imagen bonita y una frase llamativa. Es necesario, entonces, que los periodistas retomen lo que tenían y se conviertan en el cuarto poder, una respuesta necesaria ante situaciones de vulnerabilidad que vive la sociedad. Como se dijo antes, el periodista debe ser ese que le debe dar voz a aquellos que no tienen voz.