Enero 2019 Sígueme N°001 | Page 14

Es una gran novedad encontrar que fue Dios quien acompañó los procesos de liberación de pueblos no considerados elegidos. Esto nos lleva a una reflexión. ¿El pueblo Mapuche necesitara algún proceso de liberación? ¿Estarán sometidos a algún tipo de cautiverio? Esto es un gran punto de inflexión que nos lleva a pensar en la revelación de Dios en otras culturas y en los proce- sos que el mismo realiza en los pueblos. “Nuestras iglesias protestantes e históricas son de raigambre migrante, ya que muchos de nuestros antepasados, líderes […] eran extranjeros. Aún hoy, hay presencia importante de misione- ros y misioneras y de liderazgo proveniente de otros países y 5 culturas.” En nuestra historia bautista chilena también se vivió el mismo fenómeno. Somos herencia de migrantes americanos quienes acudieron a un Chile que estuvo dispuesto a recibirles. Esto nos Pueblos crucificados² hace pensar que si el migrante era de piel blanca y de habla In- La cuestión del conflicto Mapuche nos da una excusa para dar una última mirada, esta vez desde la dimensión del “encargarse glesa estábamos como sociedad chilena abiertos al extranjero. Hoy al parecer, son otros los criterios para el migrante pobre y de la realidad” al concepto de “pueblo crucificado” propuesto con un color de piel diferente. Mirar al pasado debería hacernos por Ignacio Ellacuría³. ¿De qué manera hacer teología conside- rando el dolor y el sufrimiento de tantas vidas humanas? El crite- pensar mejor el presente, y actuar para establecer un futuro coherente con nuestra fe. rio de reflexión teológica en este ámbito concreto, es el Jesús crucificado que está unido indisociablemente al pueblo crucifica- Aporofobia. do. Uno de los temas a reflexionar es el hecho de que parte de la De acuerdo a las palabras de Ellacuría el pueblo crucificado “no sociedad chilena no necesariamente está en contra del migran- tiene publicidad, no se le conoce. Se hace todo lo posible para te, sino de la situación económica de este. Algunos hablan de ocultarlo, para que no perturbe nuestra tranquilidad occidental y aporobia, que es la fobia al pobre. Tal es el caso del migrante burguesa 4 ”. haitiano, estigmatizado como sujeto “pobre” y que además ha Recordando el relato de Génesis podemos preguntarnos: tenido que romper la barrera del idioma y de su raza. ¿Reconoceremos la voz de la sangre de Abel? Dice Espinoza: “Quizás Ellacuría nos diría hoy: Catrillanca se asoció al crucifica- do de Nazaret.” Movimientos migratorios Actualmente hay 68 millones de personas desplazadas por la fuerza, entre los que se incluyen 25 millones de refugiados, 3 millones de solicitantes de asilo y más de 40 millones de despla- zados internos. Ante este panorama, la ONU ha pedido como requisito indispensable tratar a los migrantes con dignidad. Sin embargo, frente a esta solicitud de dignidad, ha sido chocan- te una noticia en la que se relata que en los últimos días, migran- tes mexicanos, en su mayoría niños y bebés, han sido marcados con números, pintados en la piel de los brazos con rotulador, en la Frontera de Juárez con Texas. La práctica ha generado contro- versia porque recuerda los odiosos registros realizados por los nazis en los campos de exterminio, donde a los judíos se les ta- tuaba el número de detención en sus brazos. Tras las cifras que ha dejado este año 2018, en el que alrededor de 3.400 migrantes y refugiados han perdido la vida en todo el mundo, y según un informe de Save the Children, las principales víctimas son niños y niñas, destaca el caso de Jakelin, la niña migrante guatemalteca de siete años que perdió la vida el pasa- do 8 de diciembre tras un largo viaje atravesando el desierto. Aunque nunca se nos borrará de la memoria la impactante ima- gen del pequeño Aylan Kurdi, el niño refugiado sirio de tres años cuyo cuerpo fue hallado sin vida en 2015 en las costas de Tur- quía donde la embarcación en la que viajaba junto a sus padres y su hermano naufragó. Chile no ha estado ajeno a este fenómeno mundial, razón por el cual nuestro simposio teológico del 2018 se hizo cargo de esta temática y levanto una voz al respecto. Sin embargo, un aspecto histórico interesante lo levanta la declaración del concilio de Iglesias protestantes e históricas a este respecto, dice así: Mirar al pasado a veces nos hace pensar mejor el presente, y actuar para establecer un futuro coherente con nuestra fe. Interculturalidad desde lo eclesial En definitiva, ¿Cuál es el valor de la vida en un país que invierte millones en gestionar el retorno de los haitianos a su lugar de origen y en un grupo de reacción táctica para enfrentar una su- puesta “violencia terrorista”? Tal vez, alguno pensara: “Ese no es un tema de la Iglesia”. ¿Cuál es el valor que como Iglesia estaremos dando a los desa- fíos que están presente en nuestro país? Una teología realmente cristiana ha de ser puesta de cara a la realidad. Será una teología que invite a una praxis coherente, dialogante con la cultura. Una eclesiología con oídos abiertos a los distintos agentes sociales que conforman nuestro amado Chile. Un país pluricultural. Esto infiere ser una Iglesia abierta al dialogo. Renunciando a ser poseedores exclusivos de la Verdad. Donde Jesús por siempre es y será la verdad, pero que lo será ante los demás en la medida que tengamos la misma actitud que Él demostró renunciando a todo con el fin de salvar al ser humano. Es el Dios encarnado, en la realidad humana. Es el Dios con nosotros. Hoy más que nunca necesitamos una generación de cristianos que no olvide que cada cultura trae una expresión, un rostro, de cómo ser persona, de cómo ir siendo discípulo de Maestro. Un Jesús que pastoree a un país que está de alguna manera vivien- do “como ovejas que no tienen un pastor”. Tal vez de esa mane- ra podamos vivir en un país más justo para todos. Notas: 1.Am 9:7. 2.En este párrafo sigo la excelente nota de Juan Pablo Espinoza Arce http://blog.cristianismeijusticia.net/2018/12/19/fe-historica-desde-una- inteligencia-teologica-y-filosofica-notas-en-torno-a-ignacio-ellacuria 3.Idem. 4.Idem. 5. https://www.iglesialuterana.cl/carta-del-ciph-en-relacion-a-la- decision-de-no-firmar-el-pacto-de-marruecos/