EL LIBRO DE LAS PERSONAS
INVISIBLES
"La educación no
cambia al mundo;
cambia a las
personas que van a
cambiar al mundo”
Paulo Freire
Isaac Gasca Mata
PEM Enseña por Mexico
Generación 2016
El libro de las personas invisibles es una
obra literaria compuesta por cincuenta
fábulas escritas por estudiantes del
municipio de Santa Catarina, en el estado
de Nuevo León (México), que pretende
otorgar una voz a los estudiantes que
durante mucho tiempo han sido “invisibles”.
Educar no es sólo enseñar a vivir; educar es
abrir panoramas, es mostrar opciones, es
construir mejores condiciones de vida a
partir del conocimiento y la reflexión, es
otorgarle al prójimo su digna valía y
respetarlo tanto por sus semejanzas como
por sus diferencias. Educar es dialogar. Y
los estudiantes dialogan, como queda de
manifiesto en las cincuenta fábulas que
conforman el libro.
Estos poemas surgieron como un recurso
para motivar a estudiantes de preparatoria
a leer por placer y no por encargo. Son
narraciones rimadas con las que los
estudiantes se propusieron describir su
contexto y a quienes lo habitan. Y mientras
eso sucedía, se alimentaba la reflexión,
algunas veces poco amable, de lo que
ocurría a nuestro alrededor. Provocaba
lluvias de ideas con la finalidad de que mis
estudiantes desarrollaran su pensamiento
crítico y su consciencia social, y propusieran
soluciones para lo que, a priori, sentíamos
como incorrecto. Muchas veces el trabajo
derivado de la lectura de las fábulas
trascendió
las
aulas:
se
filmaron
cortometrajes, se pintaron murales, se
dignificó la escuela a partir de la
interpretación originada por la literatura.
Hoy resulta indispensable divulgar los
textos pues el municipio de Santa Catarina
-ubicado al norte de México-, ofrece pocos
estímulos positivos a sus muchachos. Santa
Catarina carece de bibliotecas, museos,
cinetecas o teatros. Lo que sí abundan son
las cantinas, los vertederos de basura y los
burdeles donde los narcotraficantes
realizan sus actos turbios. Obviamente este
horizonte marginal provoca en la mayoría
de jóvenes una estrecha visión de mundo
que los inclina a resumir sus sueños.
Por eso gran número de ellos coquetean
con la delincuencia, pues tienen pocos
espacios para convivir en un panorama
distinto a la narcoviolencia.
Las fábulas fueron una herramienta de
reflexión que muchas veces logró con éxito
alejar a los jóvenes de las trampas que los
rodean. No solo fue el texto escrito, o la
lectura acompañada de música, lo que los
hizo reflexionar; fue la interiorización de las
moralejas que cautivaron al joven a tal
grado que se abstuvo de caer en las
drogas, en el cigarro, o en el alcohol. Este
es el poder de la educación: la oportunidad
de elegir.
No olvido a personas entrañables como
aquel jovencito de primero de preparatoria
que recordaré con una máscara de burro,
o los caballos a los que tantas tardes y
momentos gratos debemos. Los osos, los
murciélagos, la jirafa, el león, la grulla, la
gacela o el tiburón… todos tienen un
maravilloso testimonio que contar.
Paulo Freire apuntó que “La educación no
cambia al mundo; cambia a las personas
que van a cambiar al mundo”. En un
momento como el que actualmente
atraviesa México, sumido en una de las
peores crisis sociales de su historia, resulta
de vital importancia revalorizar esta frase
no como un mero discurso oportunista sino
como una verdadera opción de cambio.
A guisa de exhortación convoco a los
Alumnis a permitir que los jóvenes nos
eduquen, dialoguemos con ellos, en su
lenguaje, tenemos mucho que aprenderles.
Si los escuchamos seguramente el
anhelado cambio social se convertirá, por
fin, en una realidad as equible.
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