Mis ojos se van instantáneamente a observar las ramas donde el señalaba con su brazo derecho y allí veo algo que recordaba como si fuese un sueño, algo que recordaba como muy lejano, pero que en ese momento podía ver. Veía mi vida pasar, cada segundo, cada instante de mi vida se reflejaba en aquellas hojas. Entonces miré al pequeño que estaba a mi lado y él era el mismo chico que veía reflejado en las hojas en los primeros años de mi vida. Él era yo. Me hubiese gustado poder haberle abrazado, pero comenzó a desaparecer en unos instantes.
¿Qué era todo aquello que estaba viviendo? ¿Qué hacía yo en aquel desierto? Realmente empecé a sentirme asustado por que no era capaz de recordar que hacía allí.
Las hojas del árbol comenzaron a caer y mis recuerdos salían de las hojas y ramas de esta manera llenando todo aquel desierto. La arena se transformó en tierra y la tierra se llenó de hierba tan verde, con muchas flores y el cielo era tan celeste como un día de verano. Las hojas se transformaban en las cosas y personas que más he amado y todo el horizonte se llenaba de vida.
No puedo explicar con claridad que ocurrió después. Solo puedo decirte que a partir de ese momento empecé a vivir.