ELEVANGELIO DE LOS ESENIOS | Page 136

Y cuando el sol esté alto en los cielos, entonces buscarás el Torrente Sagrado del Sonido. En el calor del medio día, todas las criaturas están en silencio y buscan la sombra; los ángeles de la Madre Tierra se quedan en silencio por un momento. Entonces es cuando tu dejarás en tus oídos el Torrente Sagrado del Sonido; porque éste sólo puede ser escuchado en silencio. Piensa en los torrentes que han nacido en el desierto después de una tormenta repentina, y en el sonido rugiente de las aguas conforme a su paso impetuoso. Verdaderamente, esta es la Voz de Dios, ¡si sólo ustedes lo supieran! Porque así está escrito, en el principio era el sonido y el sonido estaba con Dios, y el sonido era Dios. Te digo en verdad, cuando nacemos entramos al mundo con el sonido de Dios en nuestros oídos, e incluso con el canto del coro infinito del cielo y el canto sagrado de las estrellas en sus rondas fijas; este es el Torrente Sagrado del Sonido que atraviesa el firmamento de estrellas y cruza el Reino infinito del Padre Celestial. Este está siempre en nuestros oídos, así nosotros no lo escuchemos. Escuchad, entonces, en el silencio del medio día; báñate en él, y deja que el ritmo de la música de Dios suene en tus oídos hasta que seas uno con el Torrente Sagrado del Sonido. Este fue el sonido que formó la Tierra y el mundo y dio origen a las montañas y colocó las estrellas en sus tronos de gloria en los más altos cielos. Y te bañarás en el Torrente del Sonido y la música de sus agua caerá sobre ti; porque en el principio de los tiempos, de este modo, todos participamos en el Torrente Sagrado del Sonido que le dio nacimiento a toda la creación. Y el poderoso rugido del Torrente del Sonido llenará todo tu cuerpo, y te estremecerás ante su fuerza. Entonces respira profundamente del Angel del Aire y conviértete en el sonido mismo, para que el Torrente Sagrado del Sonido pueda llevarte al reino infinito del Padre Celeste, allí donde el ritmo del mundo asciende y desciende. Y cuando la oscuridad suavemente cierre los ojos de los ángeles de la Madre Tierra, entonces también dormirás, para que tu espíritu pueda unirse a los ángeles incógnitos del Padre Celestial. Y en los momentos antes de dormir, entonces pensarás en las relucientes y gloriosas estrellas, las blancas, brillantes, lejanas y penetrantes estrellas. Porque tus pensamientos antes de dormir son como el arco de un arquero experto, quien lanza la flecha donde él quiere (N.E.: Ver el anexo E. "El Poder del Pensamiento"). Deja que tus pensamientos estén con las estrellas antes de dormir; porque las estrellas son luz, y el Padre Celestial es Luz, aún aquella Luz que es mil veces más brillante que el esplendor de un millar de soles. 136