Paz traigo a vosotros, mis hijos, la Séptuple Paz de la Madre Tierra y del Padre
Celestial.
Paz traigo a vuestro cuerpo, guiado por el Angel del Poder.
Paz traigo a vuestro corazón, guiado por el Angel del Amor.
Paz traigo a vuestra mente, guiado por el Angel de la Sabiduría.
A través de los ángeles del Poder, Amor y Sabiduría, vosotros conoceréis los
Siete Caminos del Edén Infinito y vuestro cuerpo, vuestro corazón y vuestra
mente serán una unidad en el Vuelo Sagrado al Mar Celestial de Paz.
Si, en verdad os digo, los caminos son siete a través del Edén Infinito y cada
uno debe ser cruzado por el cuerpo, el corazón y la mente como Uno. No sea
que vaciléis y caigáis en el abismo de la nada; pues como el ave no puede volar
con un ala, así vuestra ave de sabiduría necesita dos alas de Poder y Amor para
sobrevolar los abismos hacia el Arbol Santo de Vida. Pues el cuerpo solo, es
como una casa abandonada vista de lejos, que parecía hermosa pero es ruina y
desolación vista de cerca.
El cuerpo es como un coche hecho de oro y cuyo constructor lo coloca en un
pedestal, renuente a dañarlo con el uso; pero, como un ídolo de oro, es feo y sin
gracia, ya que únicamente en movimiento cumplirá su propósito.
Como la oscuridad profunda de una ventana –cuando el viento apaga su vela,
es el cuerpo solo, sin corazón y sin mente para llenarlo de luz.
Y el corazón solo, es un sol sin tierra para iluminar; es una luz en el vacío, una
bola de color ahogada en un mar de oscuridad. Ya que cuando un hombre ama,
ese amor se transforma en su propia destrucción si no hay mano firme para
hacer buenas obras y no hay mente para tejer con las llamas del deseo un tapiz
de salmos.
Como un torbellino en el desierto es el corazón solo, sin cuerpo y sin mente para
guiarlo cantando a través de los cipreses y pinos.
Y la mente sola, es un manuscrito santo que se ha deteriorado y debe ser
enterrado, la verdad y la belleza de sus palabras no han cambiado, pero los ojos
no pueden leer ya las inteligibles letras y se desmorona a pedazos en las
manos.
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