ELEVANGELIO DE LOS ESENIOS | Page 32

Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Este es el primero y más grande de los mandatos. Y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay mayor mandato que éstos. CAPITULO XXIII. Después de estas palabras todos permanecieron silenciosos, menos uno que exclamó: Maestro ¿Qué haré si veo que una bestia va a desgarrar a mi hermano en la selva? ¿Dejaré a mi hermano perecer o mataré la bestia feroz? ¿No quebranto así la Ley? Y Jesús contestó: Fue dicho en la antigüedad: Todas las bestias que se mueven sobre la tierra, todos los peces del mar y todas las aves del cielo son dadas en tu poder. En verdad os digo, de todas las criaturas vivientes sobre la tierra, Dios creó solo al hombre según su imagen. Por lo cual, las bestias son para el hombre y no el hombre para las bestias. Luego, no quebrantáis la Ley si matáis la bestia salvaje para salvar a vuestro hermano. Porque, en verdad os digo, el hombre es más que la bestia, pero el que mata a una bestia sin razón –aún cuando la bestia no lo ataque, por deseos de matar, o por su carne, o por su piel, o por sus colmillos, mala es la acción que hace, pues se torna en bestia salvaje él mismo. Su fin es también como el fin de las bestias salvajes. Entonces otro dijo: Moisés –el mayor de Israel, permitió a nuestros padres comer carne de los animales limpios, y solo prohibió carne de los animales inmundos. ¿Por qué, luego, prohíbes la carne de toda bestia?¿Cuál Ley viene de Dios, la de Moisés o la vuestra? Y Jesús contestó: Dios dio –a través de Moisés, diez mandamientos para vuestros padres. Esos mandamientos son difíciles, dijeron vuestros padres y no pudieron cumplirlos. Cuando Moisés vio esto, tuvo compasión de su pueblo y no quiso que pereciera. Y entonces les dio diez veces diez mandamientos. Menos difíciles, para que ellos pudieran cumplirlos. En verdad os digo, si vuestros antepasados hubieran sido capaces de guardar los diez mandamientos de Dios, Moisés nunca hubiera tenido necesidad de sus diez veces diez mandamientos. Porque aquel cuyos pies son fuertes –como el monte Zión, no necesita muletas. Mas aquel cuyos miembros tiemblan, avanza más con muletas que sin ellas. Y Moisés dijo al Señor: Mi corazón está lleno de angustia, pues mi pueblo se perderá, pues está sin entendimiento, son ignorantes y no pueden entender vuestros mandamientos. Son como niños pequeños que no pueden entender aún las palabras de su 32