Cuando era niño, hablaba como niño, pensaba como niño y jugaba como niño.
Pero cuando fui hecho Hombre deseché las niñerías. Ahora vemos por un
espejo, en obscuridad, mas luego veremos cara a cara. Ahora conocemos en
parte, mas cuando estemos en la presencia de Dios aún nos conoceremos
nosotros mismos, no en parte sino como somos conocidos por El.
Ahora permanecen estas tres virtudes: la Fe, la Esperanza y el Amor, empero la
mayor de ellas es el Amor.
CAPITULO XI.
Y ahora os hablo en la lengua viva, del Dios viviente por el Espíritu Santo de
nuestro Padre Celestial. Aún no hay uno entre vosotros que pueda entender
todo lo que Yo hablo.
El que os explica las escrituras os habla en lengua muerta de hombres muertos,
por medio de su cuerpo enfermo y mortal. A él, por lo tanto, le pueden entender
todos los hombres, porque todos los hombres están enfermos y están en la
muerte. Nadie ve la luz de la vida. Ciegos que guían a otros ciegos por la senda
del pecado, de enfermedad y sufrimientos. Y a la postre todos caen en el hoyo
de la muerte.
Soy enviado a vosotros por el Padre, para que Yo pueda hacer que la Luz de
Vida del Padre brille ante vosotros. La luz alumbra de por sí en la oscuridad.
Mas la oscuridad se conoce sólo a sí y no conoce la Luz.
Muchas cosas tengo aún que deciros, pero no las podéis soportar aún. Porque
vuestros ojos se han acostumbrado ya a la oscuridad y la Luz perfecta del Padre
Celestial os cegaría. Por lo tanto, aún no podéis comprender lo que os digo con
relación al Padre Celestial que me ha enviado a vos.
En primer lugar seguid los preceptos de la Madre Tierra, de los cuales os he
hablado. Y cuando los ángeles hayan limpiado y renovado vuestros cuerpos y
fortalecido vuestros ojos, estaréis capacitados para soportar la luz de vuestro
Padre Celestial.
Cuando podáis fijar vuestra mirada con firmeza en la brillantez del sol de medio
día entonces podéis mirar la sublime Luz de vuestro Padre Celestial que es mil
veces mas brillante que miles de soles. (N.E.: Se recomienda tener presente la
actividad solar actual para evitar lesiones oculares posteriores).
Mas, ¿cómo podrías ver la Luz que ciega, de vuestro Padre Celestial, cuando no
podéis soportar aún el brillo del flamante sol?
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