Y cuando el padre ve que su hijo entiende sus enseñanzas y hace bien su
trabajo, le entrega sus posesiones para que pertenezcan a su hijo amado y para
que el hijo continúe la obra de su padre.
En verdad os digo, feliz ese hijo que acepta el consejo de su Madre y camina en
él. Y cien veces más feliz es ese hijo quien también acepta y camina en los
consejos de su padre, pues fue dicho: Honra a tu padre y a tu madre para que
los días se te alarguen sobre la tierra. Pero Yo os digo: Hijos de los Hombres,
honrad a vuestra Madre Tierra y seguid sus leyes, para que vuestros días se
alarguen sobre la tierra. Y honrad a vuestro Padre Celestial para que sea
vuestra Vida Eterna en los cielos. Porque el Padre Celestial es mayor que todos
los padres por simiente y sangre y mayor es la Madre Terrenal que todas las
madres por carne. Y mas amado es el Hijo del Hombre a los ojos del Padre
Celestial y de la Madre Tierra, que lo que son los hijos a los ojos de sus padres
por simiente y de su madre por carne. Y mas sabias son las palabras y las leyes
de nuestro Padre Celestial, que las palabras y la voluntad de todos los padres
por simiente y de todas las madres por la carne.
Y de mayor valor es la herencia de vuestro Padre Celestial y de vuestra Madre
Tierra -los reinos sempiternos de la Tierra y de la Vida celestial, que todas las
herencias de vuestros padres por simiente y sangre y de vuestras madres por
cuerpo. Y vuestros verdaderos hermanos son aquellos que hacen la voluntad de
vuestro Padre Celestial y de vuestra Madre Tierra y no vuestros hermanos por la
sangre.
En verdad os digo, que vuestros verdaderos hermanos en la voluntad del Padre
Celestial y de la Madre Tierra os amarán mil veces mas que vuestros hermanos
por la sangre. Porque desde los días de Caín y Abel, cuando los hermanos de la
sangre quebrantaron la Ley de Dios, no hay verdadera hermandad por la
sangre. Y los hermanos tratan a los hermanos como extraños. Por lo tanto, os
digo, amad a vuestros hermanos en la voluntad de Dios, mil veces mas que a
vuestros hermanos por la sangre.
CAPITULO X.
Porque vuestro Padre Celestial es Amor. Porque vuestra Madre Tierra es Amor.
Porque el Hijo del Hombre es Amor.
Es por el amor que el Padre Celestial, la Madre Tierra y el Hijo del Hombre son
uno. Porque el Espíritu del Hijo del Hombre fue creado del Espíritu del Padre
Celestial, y su cuerpo, del cuerpo de la Madre Tierra. Sed perfectos como el
Espíritu de vuestro Padre Celestial y el cuerpo de vuestra Madre Tierra son
16